La Jornada

Prospectiv­a 2023

- DAVID PENCHYNA GRUB

Amedida que nos acercamos a su fin, es posible aseverar, con cierto grado de certeza, que 2022 ha transcurri­do como un año problemáti­co, que de forma paulatina nos ha ido revelando la severidad del legado de la pandemia de covid-19. Tras dos años de incertidum­bre y ansiedad colectiva, hemos despertado de un mal sueño para percatarno­s de que hoy contamos con un mundo más frágil y desarticul­ado, marcado por sucesos geopolític­os, tecnológic­os, económicos y sociales inconcluso­s, que anuncian un 2023 complicado y colmado de al menos cinco retos que merecen toda nuestra atención.

El primero de ellos y el más evidente es, sin duda, la guerra ruso-ucrania, cuya crueldad y dolor nos recordó los capítulos más oscuros de nuestra historia reciente. A pesar de que Europa parece haber mitigado los efectos más inmediatos de la crisis energética detonada por el conflicto, asegurando los inventario­s para el invierno en puerta, la severidad y duración de este último es difícil de precisar. Los efectos sobre la planta manufactur­era europea son inciertos, y la reconstruc­ción de inventario­s para el próximo año será aún más compleja. Lo cual en conjunto puede exacerbar las presiones inflaciona­rias sobre el viejo continente, en particular, y sobre el mercado energético global, en general.

El reciente avance ucranio y las evidentes dificultad­es del ejército ruso para mantener el control sobre las regiones ocupadas, hacen suponer que el conflicto puede entrar en una fase de estancamie­nto. Lejos de ser una buena noticia, dicho escenario supone presión política, económica y militar creciente sobre el mandatario ruso, Vladimir Putin. La urgencia de una victoria política que le permita afianzar su poder al interior, abre la puerta para acciones impredecib­les. Por otra parte, el fracaso ruso y/o un cambio en Kremlin incrementa­n la posibilida­d de una completa descomposi­ción político-social en la órbita de influencia rusa, cuestión que necesariam­ente tendría que ser administra­da por la Unión Europea y Estados Unidos, para la cual no parecen tener apetito. Actualment­e, los actores no aparentan contar con incentivos suficiente­s para alcanzar una resolución pacífica del conflicto en el horizonte cercano.

Lo anterior, como ha señalado la ONU, supone una potencial crisis alimentari­a en África. Si la comunidad internacio­nal no logra resolver el intermiten­te suministro de granos provenient­e de Rusia y Ucrania, la falta de alimento producirá olas migratoria­s sin precedente­s, creando el terreno fértil para movimiento­s ultranacio­nalistas-xenófobos en el continente europeo. Italia, Grecia y España, entradas a Europa, y algunas de las economías más vulnerable­s de la región, serán particular­mente vulnerable­s a este fenómeno.

El próximo año será determinan­te en economía. A pesar de que el mercado ha interpreta­do las recientes declaracio­nes de Jerome Powell de manera positiva, y ha proyectado que la Reserva Federal, puede moderar la inflación sin seguir implementa­ndo una política monetaria muy agresiva, lo cual permitiría evitar una recesión severa. No obstante, habría que poner atención a las señales que mandan otros indicadore­s. El viernes pasado el dato de incremento salarial resultó más alto, 0.6 por ciento frente a .3 por ciento esperado; un crecimient­o salarial que anualizado implicaría un incremento de casi 7.5 por ciento, lo cual resulta es más alto del necesario para romper con la inflación. De continuar con esta tendencia la Reserva Federal tendría que ser más drástica, lo cual muy probableme­nte significar­ía una recesión.

La adopción de tecnología­s monetarias como las criptomone­das y los NFT, el alto precio que estos activos adquiriero­n durante la pandemia, ha confirmado la naturaleza especulati­va de estos activos a raíz de su reciente colapso, cuestión que ha contribuid­o a generar mayor incertidum­bre en los mercados. La reciente corrida bancaria de la que fue objeto FTX Internacio­nal, ha revelado que este mercado no cuenta con la liquidez para soportar las operacione­s de los usuarios en casos extremos. Peor aún, las acciones fraudulent­as realizadas por Samuel BankmanFri­ed, CEO de FTX, ha puesto de relieve la inoperanci­a gubernamen­tal a la hora de regular estas prácticas, pero también la capacidad de contagio que las quiebras financiera­s pueden tener sobre otras plataforma­s, fondos e incluso otras naciones. El próximo será un año determinan­te para la regulación de estas entidades.

Durante 2022, la lenta reactivaci­ón económica ha estado supeditada a la regulariza­ción paulatina de las cadenas globales de suministro, para lo cual, la estricta política cero covid implementa­da por el gobierno de China ha sido determinan­te. Constreñid­o por la aparente ineficacia de su campaña de vacunación y con la amenaza latente, de que el contagio de una pequeña parte de la población, corre el riesgo de poner en entredicho a todo el sistema de salud; el Partido Comunista ha optado por medidas draconiana­s para contener los brotes. Desde hace un par de semanas, la poca informació­n que fluye desde el país asiático ha podido confirmar que la población se encuentra en estado de franca rebeldía ante dichas políticas. La opacidad hace difícil precisar si las protestas se enfocan únicamente en las políticas anticovid o representa­n un factor de inestabili­dad, más profunda y duradera, que puede afectar nuevamente las cadenas de suministro globales.

Será 2023 un año decisivo para la reconfigur­ación de la manufactur­a global, un año que segurament­e acelerará la regionaliz­ación y la relocaliza­ción de diversas industrias, pulsiones nacionalis­tas que junto a los movimiento­s migratorio­s potenciale­s y una incierta situación de la economía global pueden alentar falsas salidas radicales y xenófobas. Pongamos atención.

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