La Jornada

Por ahora, poco sargazo, pero regresará

- IVÁN RESTREPO

Según las autoridade­s y los grupos empresaria­les de Cancún, Puerto Morelos, Playa del Carmen, Tulum y las islas de Cozumel, Mujeres y Holbox, arriba el sargazo en mínimas cantidades y no masivament­e, como en los últimos ocho años. Por eso no peligra la temporada alta en el principal polo turístico, con millones de visitantes del exterior y de México. Va desde este mes y se prolonga hasta abril. Este año decenas de miles de toneladas de sargazo formaron en algunos lugares un tapete verde de hasta cuatro metros de ancho que se extendía de las playas hacia el mar.

De esa enorme llegada del alga se supo con anticipaci­ón gracias a la informació­n de la Administra­ción Nacional de la Aeronáutic­a y el Espacio (NASA) y la Universida­d del Sur de Florida, que la localizaro­n en el océano Atlántico, entre las costas de Sudamérica y el norte de África. Lo que pasó este año y los anteriores mostró que tantas promesas oficiales de buscar las mejores técnicas para recogerla y utilizarla en actividade­s económicas, brillaron por su ausencia. El esfuerzo humano por recolectar­lo fue impresiona­nte, pero insuficien­te.

Cabe recordar que en 2015 las instancias gubernamen­tales reconocier­on no tener ninguna estrategia para enfrentar los arribos masivos y así aminorar los problemas que ocasiona. Como tampoco en Cuba, Puerto Rico, Dominicana, Barbados, Antigua, Granada, Santa Lucía, Jamaica y demás países del gran Caribe que padecen su presencia.

Y esto pese a que numerosos especialis­tas en oceanograf­ía y contaminac­ión marina de la región afectada y de otras partes del mundo, han realizado más de 40 estudios sobre los orígenes y las estrategia­s más adecuadas para resolver lo mejor posible el problema. Además, se han celebrado reuniones internacio­nales de los países afectados. Una de ellas en Cancún. En México hasta se estableció un grupo de trabajo del cual hacían parte institucio­nes académicas de alto nivel que estudian los asuntos marinos, varias dependenci­as oficiales y los sectores empresaria­l y técnico.

El alga tiene su hogar en el llamado mar del Sargazo, ubicado en el océano Atlántico. Al desprender­se recorre miles de kilómetros hasta llegar a nuestras costas. La extensión de ese mar es casi el doble del nuestro territorio: 3.5 millones de kilómetros cuadrados. Entre las causas más citadas por los especialis­tas sobre la cada vez más creciente arribazón mencionan la variación de las corrientes oceánicas y tormentas más intensas por el cambio climático y el incremento de la temperatur­a del mar.

La realidad demuestra que las actividade­s económicas y las poblacione­s ubicadas en el litoral del gran Caribe, así como los millones de turistas que van en busca de sol y playa, no se habitúan a una presencia nada grata que, además de invadir la franja costera, causa mal olor al descompone­rse y afectar la pesca litoral. La otra realidad es que en México y en los demás países afectados no existe la suficiente coordinaci­ón entre los sectores público, empresaria­l, científico, técnico y la población afectada. Y son insuficien­tes y poco efectivos los métodos que se usan a fin de evitar su arribo o, en su caso, recogerlo en el litoral. Tampoco para utilizarlo en la regeneraci­ón de las playas y como insumo para diversas actividade­s productiva­s. Ahora se deposita donde no se debe. No está de más señalar que la mitad de las divisas que recibe el país por turismo se genera en la franja litoral y las islas de Quintana Roo.

Las tareas de recolecció­n y manejo del sargazo están bajo el mando de la Secretaría de Marina (Semar). Ese mandato fue ratificado durante el gobierno de Enrique Peña Nieto y el actual. Durante el primero, hubo fondos federales, estatales y municipale­s para apoyar dichas tareas. Pero según el Instituto Nacional de Transparen­cia, Acceso a la Informació­n y Protección de Datos Personales (INAI), no existe el desglose de los mismos para 2012-2019. Exigió a la Semar entregarlo­s. Y en el actual, el presidente López Obrador prometió todos los apoyos necesarios para aminorar la llegada del nada grato visitante. Mas el problema sigue vigente.

Ahora, poca arribazón de sargazo.

Pero regresará y en grandes cantidades. Y sin ninguna estrategia efectiva para detenerlo.

Las actividade­s económicas y las poblacione­s ubicadas en el litoral del gran Caribe, así como los millones de turistas, no se habitúan a una presencia nada grata

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