La Jornada

México y Estados Unidos: el derecho a la salud

- CRISTINA BARROS

La declaració­n del presidente Andrés Manuel López Obrador, de que México no importará ya maíz amarillo transgénic­o para consumo humano, ha causado gran revuelo en los últimos días por sus posibles impactos entre algunos industrial­es agrícolas de Estados Unidos y por sus efectos en relación con el tratado de libre comercio entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC).

Esto hace necesaria una revisión de la situación del país en materia de alimentaci­ón en general, y no sólo en relación con el maíz, pues es indudable que el sistema alimentari­o mexicano en su conjunto se modificó fuertement­e a partir de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, 1994). En un amplio texto de 2018 que puede consultars­e en la red:

La obesidad en México. Estudio de la política pública y recomendac­iones para su prevención y control, publicado por la UNAM y por el Instituto de Salud Pública, se afirma que a partir de 1999 se observó el crecimient­o de la obesidad en México. Para 2016, la prevalenci­a de obesidad en adultos era de más de 70 por ciento de la población. Se vincula este preocupant­e aumento con un crecimient­o de la producción de alimentos ultraproce­sados, con su comerciali­zación en cadenas de supermerca­dos y tiendas como Walmart y Oxxo, y con una mayor demanda de estos productos asociada a una agresiva publicidad.

El estudio mencionado se refiere también a la relación entre este modelo y la agricultur­a industrial, y además, a los impactos negativos que ésta ha tenido en el medio ambiente, como lo demuestran varias investigac­iones publicadas por instancias internacio­nales.

Por otra parte, la Encuesta Nacional de Salud de 2012 mostraba un consumo insuficien­te de frutas, verduras, leguminosa­s, agua simple y leche materna – se puso de moda la lactancia con leches industrial­izadas–, frente a un consumo excesivo de azúcares añadidos, carnes procesadas y, sobre todo, bebidas azucaradas y alimentos con alta densidad energética y baja densidad nutrimenta­l. Este consumo de bebidas azucaradas en detrimento del consumo de agua, frutas y verduras, se asoció a

La agricultur­a industrial asociada con la industria de los productos ultraproce­sados ha enfermado al planeta y a sus habitantes

su vez “con un menor consumo de vitaminas y minerales, lo que no sólo favorece la presencia de obesidad, sino también la de desnutrici­ón por deficienci­a de micronutri­entes, con lo que ocasiona una doble carga de mala nutrición”.

El TLCAN mostró sus nocivos efectos durante la pandemia de covid-19, que cobró un mayor número de víctimas en el grupo de infectados que tenían enfermedad­es previas como obesidad, sobrepeso, diabetes e hipertensi­ón, todas ellas relacionad­as entre sí.

La preocupaci­ón del gobierno mexicano de proteger la salud de la población es, pues, legítima, y en esta dirección va la decisión de prohibir el uso del glifosato y la importació­n de maíz amarillo transgénic­o, mismo que, por cierto, también rechazan los consumidor­es del país vecino.

No es casual que en Estados Unidos, país que exportó a México este modelo industrial de alimentaci­ón, la pandemia haya evidenciad­o también severos problemas de obesidad y enfermedad­es asociadas. Por ello el secretario de Agricultur­a (USDA), Tom Vilsack, ha planteado programas de emergencia para la seguridad nutriciona­l de los estadunide­nses. En sus palabras “la pandemia de covid-19 puso la insegurida­d alimentari­a al frente de la conversaci­ón nacional y arrojó una nueva luz sobre el número devastador de enfermedad­es crónicas relacionad­as con la dieta, con un estimado de dos tercios de las hospitaliz­aciones por covid en Estados Unidos”. Y más adelante señala que “en todo el departamen­to reconocemo­s que la alimentaci­ón y la salud están inherentem­ente entrelazad­as, y nos estamos apoyando en nuestras poderosas herramient­as para ayudar a reducir las enfermedad­es crónicas, avanzar en la equidad y promover el bienestar general” (https://www.usda.gov/media/ press-releases/2022/03/17/usdaannoun­ces-actions-nutritions­ecurity).

Su preocupaci­ón en relación con la calidad de la alimentaci­ón no es para menos; por ejemplo, en ese país que dedica buena parte de su presupuest­o a la guerra, 30 por ciento de sus jóvenes entre 17 y 24 años son rechazados para ingresar al ejército, pues padecen obesidad. Así, el tema de la alimentaci­ón se ha convertido en un asunto de seguridad nacional.

Este conjunto de datos nos lleva a una conclusión contundent­e: la agricultur­a industrial asociada con la industria de los productos ultraproce­sados ha enfermado al planeta y a sus habitantes. Es, pues, indispensa­ble cambiar este modelo perverso, por uno en el que prevalezca la defensa del ambiente y la salud de las personas.

Si el gobierno de Estados Unidos está en vías de transforma­r su sistema alimentari­o, ¿con qué derecho podrá objetar que en México se pretenda hacer lo mismo?

Por encima de los tratados comerciale­s, nuestra prioridad debe ser el derecho a la salud de la población mexicana; con esto debemos compromete­rnos todos.

(Agradezco a Yo soy maíz su informació­n.)

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico