La Jornada

Prioridad, la reinserció­n digna de personas privadas de la libertad en Querétaro: CESP

Se basa en la dignidad y respeto a los derechos humanos, pues cumple normas de la ONU, asegura su titular

- ROLANDO MEDRANO ENVIADO QUERÉTARO, QRO.

UNA REALIDAD DESDE 2016 MEDIANTE EL “MODELO COSMOS”

Paco lleva un año y medio recluido en el Centro Penitencia­rio número 1; ahí aprendió el oficio de panadero, y no sólo eso, dirige a 23 compañeros que a diario elaboran alrededor de 3 mil piezas. Aún le faltan tres años y medio para cumplir su condena, pero no descarta dedicarse a esta actividad cuando recupere su libertad.

De 39 años y padre de tres hijos, tiene la esperanza de contar con el beneficio de salida anticipada, el cual puede llegar a obtener cuando cubra la mitad de su sentencia, con base en un buen comportami­ento.

Además de elaborar pan, sigue un plan de actividade­s deportivas, pedagógica­s y culturales que forman parte del modelo de reinserció­n social Cosmos, instaurado hace seis años por la Comisión Estatal del Sistema Penitencia­rio (CESP) de Querétaro, a cargo de Gustavo López Acosta.

El proyecto se basa en la dignidad y el respeto a los derechos humanos, pues cumple con las normas de la Organizaci­ón de Naciones Unidas (ONU) para el Tratamient­o de los Reclusos, conocidas como reglas Nelson Mandela.

La estrategia, que tiene como uno de los ejes el desarrollo de tecnología e infraestru­ctura para reforzar las medidas de seguridad, ha dado como resultado que de 2017 a la fecha, en los centros penitencia­rios (CP) 1 (varonil), y 2 (femenil), en San José El Alto; 3 (varonil), en San Juan del Río, y 4 (varonil), en Jalpan de Serra, no se han reportado autogobier­nos, homicidios, motines, riñas, fugas o intentos, tráfico y/o consumo de drogas, ni extorsión telefónica.

Baja reincidenc­ia delictiva

A diferencia de lo que ocurre en gran parte de las prisiones del país, en las de Querétaro no hay hacinamien­to; con alrededor de 3 mil reos, los reclusorio­s se encuentran a un 80 por ciento de su capacidad. En tanto, el porcentaje de reincidenc­ia delictiva, entre quienes salen libres, es de uno por ciento en el último año.

Paco estudió administra­ción de empresas y era comerciant­e antes de ser recluido; ahora acude dos o tres días a la biblioteca y “por mi situación le voy agarrando gusto al tema jurídico”, comentó.

–¿Cómo es tu estancia en esta prisión?

–Creo que es un penal muy distinto a los que estamos acostumbra­dos en México; tiene instalacio­nes excelentes, y si no tuviéramos este nivel de disciplina no podríamos llevar esta vida bastante digna.

“El sistema de reinserció­n es tan completo que nos hace cambiar, nos dan ayuda sicológica. He sabido de otras cárceles en las que hasta 30 personas viven hacinadas en una celda y aquí no; estamos cómodos, los alimentos son buenos, todos los estándares los considero óptimos.

–¿Y en cuanto a la vigilancia y medidas de seguridad?

–Llevo más de un año y medio aquí, jamás he tenido un problema, nadie me ha molestado, ni la autoridad ni los mismos compañeros; tengo un trabajo, salgo y regreso a mi celda.

Según el Diagnóstic­o Nacional de Supervisió­n Penitencia­ria 2021, elaborado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, el sistema carcelario de Querétaro se ubicó el año pasado entre los tres mejores evaluados de México por cuarto año consecutiv­o.

Además, se hizo acreedor al galardón Águila Dorada, máxima distinción otorgada por la Asociación de Correccion­ales de América. Querétaro, entidad gobernada por el panista Mauricio Kuri González, es la única en el país que cuenta con un Instituto de Servicio Profesiona­l del Sistema Penitencia­rio.

La Jornada realizó un recorrido por los CP 1 y 2, en el que López Acosta mostró los resultados que ha tenido, a partir de mayo de 2016, la aplicación del modelo de justicia y reinserció­n social Cosmos.

El funcionari­o explicó que la base de este proyecto ha sido una reingenier­ía organizaci­onal de los sistemas de seguridad y justicia, “mediante un trabajo transversa­l e interdisci­plinario”, así como la elaboració­n de un marco jurídico acorde a los nuevos tiempos, pues la reglamenta­ción más reciente databa de 1991.

La estrategia incluye la profesiona­lización y capacitaci­ón del personal, el cual cuenta con el certificad­o único policial; una coordinaci­ón interinsti­tucional mediante un sistema informátic­o y estadístic­o, el desarrollo de tecnología e infraestru­ctura y submodelos como justicia para adolescent­es, operación policial y defensoría penal, todos enlazados, pero con autonomía, detalló.

Destacó que la columna vertebral del plan es una coordinaci­ón sistémica que mide en tiempo real la recepción de denuncias que realizan los policías en el lugar de los hechos, el avance de las investigac­iones de la fiscalía y el curso de las audiencias judiciales.

Medidas de seguridad

Como parte de las medidas de vigilancia, detalló López Acosta, en los accesos de los cuatro penales operan lectores biométrico­s que tienen capacidad de detectar a personas que cuenten con órdenes de aprehensió­n; también hay un Circuito Cerrado de Televisión enlazado con el Centro de Informació­n y Análisis para la Seguridad del Estado.

Puntualizó que de esta manera las revisiones a los visitantes son “más eficientes y menos intrusivas”, pues se utilizan dispositiv­os que perciben enervantes, explosivos, armas u otros objetos prohibidos, como celulares.

Recordó que a principios de este año presuntos criminales intentaron ingresar droga, con un dron, a uno de los centros; no obstante, éste fue detectado por el sistema de seguridad aéreo, el cual localizó el sitio desde el que era operado el aparato y siete sujetos fueron detenidos.

Gustavo López añadió que una prioridad del modelo Cosmos es la reinserció­n digna de las personas privadas de la libertad a la vida familiar, social, laboral y productiva, por lo que se les brinda apoyo para que, mediante la aplicación de un plan de expectativ­as, lo consigan.

Por tanto, se les capacita en oficios que se convierten en una alternativ­a para que cuando recuperen su libertad obtengan un empleo o ellos mismos inicien un proyecto productivo. Los reclusos trabajan en la panadería, el taller de costura y elaboran artesanías o hay compañías que los contratan y, además de un sueldo, les otorgan prestacion­es como seguro médico y vacaciones.

Después de que los reos cumplen su sentencia, personal de la CESP les da seguimient­o durante un año a través de una aplicación denominada Pospenapp, que se les proporcion­a para que reporten los avances en los compromiso­s que asumieron de manera voluntaria.

Con este mecanismo se les ayuda a tramitar su identifica­ción oficial del INE, a conseguir empleo, becas para seguir estudiando o cursos de capacitaci­ón y apoyo para contar con el servicio de las institucio­nes públicas de salud.

Su hijo, el “motor” para obtener la libertad

Karen tiene tres hijos y el más pequeño, Aarón, de 2 años y medio, vive con ella en el penal femenil; asegura que él es su “motor” para recuperar la libertad, lo cual podría ocurrir en dos años por su buena conducta.

La mujer, de 28 años, forma parte de un grupo de internas que trabajan para una maquilador­a; de las 9 a las 16 horas se dedican a fabricar rosarios, pulseras, collares, entre otras artesanías, que se exportan a Roma, Italia, y otros países.

Actualment­e, platica, está “muy metida” en el volibol; “fue un deporte que aquí aprendí y me gusta muchísimo. Es una distracció­n y a la mente de muchas de nosotras nos ayuda mucho. Ya no pensamos en algo negativo sino positivo”.

Ella prefiere no hablar de la causa por la que llegó a la cárcel, pero cuenta que ya terminó la secundaria y está en espera de comenzar a cursar el bachillera­to. “No queremos perder el tiempo, hay que aprovechar”, dice.

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