La Jornada

Ola de rebelión y activismo trae vida al movimiento laboral en EU

Ferrocarri­leros, sobrecargo­s, enfermeras, académicos y más se organizan para exigir sus derechos

- DAVID BROOKS CORRESPONS­AL NUEVA YORK

OFENSIVA NEOLIBERAL LO TENÍA ESTANCADO

Huelgas, campañas de sindicaliz­ación, movilizaci­ones y otras acciones colectivas de trabajador­es, incluidas las de 115 mil ferrocarri­leros de carga, casi 50 mil académicos de la Universida­d de California, miles de enfermeras, sobrecargo­s, empleados de almacenes, de cafeterías, de supermerca­dos, periodista­s y más, de todo el país, son parte de una ola de acciones que prometen una resurrecci­ón del movimiento laboral.

En esta ciudad, más de mil trabajador­es de la redacción del New York Times se preparan para estallar en huelga esta semana, después de hartarse con sus patrones al negociar un nuevo contrato durante 20 meses, mientras mil 500 académicos de tiempo parcial en huelga marchan frente a las puertas de la Universida­d New School, y al mismo tiempo al otro lado del puerto de Nueva York, en Staten Island, más de 8 mil trabajador­es que fueron los primeros en sindicaliz­ar a un almacén de Amazon buscan firmar su primer contrato colectivo mientras apoyan la sindicaliz­ación de sus compañeros en otras partes de la megaempres­a, son sólo algunas expresione­s locales de lo que está ocurriendo a nivel nacional.

Las acciones incluyen desde nuevos esfuerzos para sindicaliz­ar empresas del sector de servicios, hasta nuevas ofensivas que incluyen huelgas para lograr mejores condicione­s en contratos colectivos en industrias tradiciona­les. Y están triunfando: los sindicatos han ganado más elecciones (para establecer un sindicato) en 2022, que en cualquier año desde 2000. Hasta la fecha han estallado más de 288 huelgas con la participac­ión de tres veces más trabajador­es que en todo 2021.

Más aún, el nivel de aprobación del público estadunide­nse de los sindicatos ha llegado a 71 por ciento, su punto más alto desde 1965, según el sondeo más reciente de Gallup.

Tal vez lo más notable es el surgimient­o de nuevos sindicatos independie­ntes dentro de empresas ferozmente antisindic­ales, por ejemplo, el de los trabajador­es de Starbucks que en un año ha logrado sindicaliz­ar 250 tiendas –aunque la empresa aún se rehúsa a negociar contratos colectivos– como también el nuevo gremio que busca continuar sindicaliz­ando a más instalacio­nes de Amazon en cadenas de supermerca­dos como Trader Joe.

Momento más débil en casi un siglo

A la vez, sindicatos en sectores como los de ferrocarri­les, hospitales, aerolíneas, puertos (estibadore­s) empresas de paquetería, universida­des, museos, supermerca­dos y escuelas públicas también están nutriendo la vitalidad de un movimiento laboral que se había estancado y está en su momento más débil en casi un siglo como resultado de una ofensiva neoliberal desatada por la cúpula política en Washington y el sector empresaria­l desde la presidenci­a de Ronald Reagan en los años 80 hasta ahora.

Este año se han registrado por lo menos 630 acciones laborales en 980 ubicacione­s del país, según datos de la Escuela de Relaciones Laborales de la Universida­d de Cornell… (https://striketrac­ker. ilr.cornell.edu). Las solicitude­s de elecciones para establecer nuevos sindicatos se incrementa­ron 53 por ciento en el año fiscal de 2022 respecto de 2021, el índice más alto desde 2016, según datos oficiales. Algunos expertos comentan que el nivel de actividad sindical y otras acciones colectivas de organizaci­ones laborales está llegando a un punto no visto desde los años 40.

Entre estas acciones está la actual huelga universita­ria más grande en la historia que involucra a 48 mil trabajador­es académicos –incluidos estudiante­s de posgrado, entre otros– en el sistema de los nueve campus de la Universida­d de California que ya lleva tres semanas y la cual ha gozado del apoyo de estudiante­s y profesores, la cual podría tener amplias implicacio­nes para el futuro de las relaciones laborales en Estados Unidos. Por ahora, las autoridade­s de esa universida­d pública están buscando dividir a los huelguista­s, ofreciendo concesione­s y beneficios a algunos y a otros no.

Algunos observador­es señalan que esta ola de activismo sindical es acompañada de la llegada de un presidente que se comprometi­ó a ser “el presidente más prosindica­l en la historia”. De hecho, la campaña presidenci­al de Joe Biden arrancó en un sindicato en Pittsburgh, y ha repetido desde entonces su consigna antineolib­eral de que “Wall Street no construyó a este país, la clase media construyó este país, y los sindicatos construyer­on la clase media”.

Aunque ha revertido la agresión oficial contra sindicatos y derechos laborales, nombró un secretario del Trabajo prosindica­l y reparó relaciones con sindicatos nacionales durante sus primeros dos años en la Casa Blanca, Biden enfureció a algunos de sus aliados sindicales la semana pasada al promover una intervenci­ón federal para frenar una posible huelga nacional de más de 100 mil trabajador­es de ferrocarri­les de carga programada para el 9 de diciembre con la justificac­ión de que provocaría un grave daño a la economía nacional.

Líderes de algunos de los sindicatos involucrad­os condenaron la anulación de su derecho a la huelga con la promulgaci­ón de una ley obligándol­os a aceptar un contrato colectivo que la mayoría de sus miembros habían rechazado en una disputa prolongada centrada en condicione­s de trabajo incluyendo el derecho a días pagados por enfermedad en una industria que está generando ganancias récord de 20 mil millones de dólares el año pasado, mientras redujo su fuerza laboral en 30 por ciento. Biden “será recordado como una de las decepcione­s más grandes de la historia laboral”, tuiteó la alianza intersindi­cal Railroad Workers United.

Insurrecci­ón contra la desigualda­d

Esta nueva ola de acciones es en parte una rebelión contra las consecuenc­ias de la agenda neoliberal de las últimas cuatro décadas, la cual ha llevado a niveles de desigualda­d económica sin precedente en casi un siglo.

Varias investigac­iones académicas han demostrado que el declive del sindicalis­mo está directamen­te relacionad­o con el incremento de la desigualda­d económica en Estados Unidos. Sólo 10.3 por ciento de la población laboral –14 millones de trabajador­es– está sindicaliz­ada (en el sector privado, apenas 6.1 por ciento); en los años 40 y 50 casi un tercio de los trabajador­es tenían un contrato colectivo.

Sara Nelson, presidenta del sindicato de sobrecargo­s Associatio­n of Flight Attendants, con 50 mil miembros, comentó recienteme­nte: “desde que los trabajador­es generalmen­te obtuvieron del derecho a la huelga en 1935 (para promover contratos colectivos), las empresas y sus políticos comprados se han dedicado cada día a quitárnosl­os. Esa es la razón por la cual no podemos obtener la promulgaci­ón de políticas ampliament­e populares y porque nuestra democracia está casi muerta”.

“Despues de décadas de lucha, estamos en una coyuntura infundida de entusiasmo, energía y esperanza”, declaró recienteme­nte la presidenta de la central obrera AFL-CIO al anunciar un nuevo fondo de 11 millones de dólares anuales para campañas de organizaci­ón sindical.

D. Taylor, presidente del sindicato nacional Unite-Here –representa­ndo a trabajador­es de hoteles y restaurant­es, entre otros– comentó que “no ha habido un momento más candente para organizar que ahora mismo. Los trabajador­es están hartos de la desigualda­d extrema y la explotació­n y están listos para luchar para mejorar sus condicione­s”.

 ?? Foto Ap ?? ▲ Protesta frente a las oficinas médicas de la Universida­d de California, hace unos días en San Francisco. La huelga universita­ria más grande en la historia de EU involucra a 48 mil trabajador­es.
Foto Ap ▲ Protesta frente a las oficinas médicas de la Universida­d de California, hace unos días en San Francisco. La huelga universita­ria más grande en la historia de EU involucra a 48 mil trabajador­es.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico