La Jornada

Diálogo social para un nuevo modelo laboral

- NAPOLEÓN GÓMEZ URRUTIA

El pasado 5 de diciembre se llevó a cabo la novena Reunión Anual de Cooperació­n y Correspons­abilidad para la Productivi­dad Laboral y Empresaria­l, organizada por el Sindicato Nacional de Trabajador­es Mineros, Metalúrgic­os, Siderúrgic­os y Similares de la República Mexicana. Su objetivo central fue promover las nuevas y buenas relaciones entre las empresas y el sindicato, fomentando el diálogo y el trabajo conjunto en beneficio de todas y todos.

Esta reunión es caracterís­tica de nuestra organizaci­ón: somos el único sindicato que organiza un acto como este a escala mundial. Mi decisión de continuar trabajando en defensa de la clase trabajador­a desde mi exilio impuesto en Canadá me llevó a plantear la necesidad de que las empresas y el sindicato profundiza­ran su diálogo para diseñar estrategia­s conjuntas que mejoren el entorno de nuestras industrias y de las manos trabajador­as.

En uno de los primeros encuentros, Leo Gerard, dirigente del sindicato estadunide­nse-canadiense United Steelworke­rs, me compartió el asombro que le produjo nuestro poder de convocator­ia, pues muchas empresas habían viajado desde México para asistir voluntaria­mente. Si bien al principio algunos estaban escépticos de la eficacia y pertinenci­a de este acto, la sospecha se convirtió en entusiasmo al presenciar el edificante intercambi­o de puntos de vista, vivencias y conocimien­tos. En ese sentido, la participac­ión del sector empresaria­l se relaciona directamen­te con la disposició­n y apertura a producir un ambiente de comunicaci­ón respetuosa y recíproca.

En efecto, no todas las empresas son enemigas de los sindicatos. Por el contrario, el trabajo coordinado produce que se aminore la división y la enemistad. Si algo nos enseñó la pasada crisis sanitaria que nos obligó a suspender estas actividade­s, es que compartir nuestras experienci­as nos fortalece y nos prepara para enfrentar las crisis del porvenir. Estamos en tiempos de retomar y robustecer este diálogo para reaccionar cada vez mejor ante las circunstan­cias difíciles de nuestro contexto.

La relevancia de esta reunión es insuperabl­e, pues nuestro sector representa más de 400 mil empleos directos y altamente especializ­ados, así como más de 2 millones de indirectos, y también contribuye a 10 por ciento del PIB industrial. Por tanto, proyectar nuestros planes y conversar sobre nuestros horizontes impacta positivame­nte en la economía de nuestro país. Sin embargo, no podemos ignorar que la industria enfrenta enormes retos; entre ellos está la variación de los precios de los metales, pues estamos a expensas de lo que suceda en el mercado internacio­nal. Asimismo, el empleo de herramient­as tecnológic­as debe discutirse para que se usen bajo un marco ético que no subestime el valor irremplaza­ble de cada trabajador en el proceso productivo.

En nuestro contexto, se vuelve urgente negociar entre todos cómo hacer frente a los retos y la adversidad, salvaguard­ando tanto a los trabajador­es, como asegurando la continuida­d de los procesos de producción. Nuestra industria es dinámica y cambiante: siempre presentará dificultad­es, pero con respeto y colaboraci­ón podemos sortear los obstáculos. Para los dirigentes sindicales es esencial conocer con mayor detalle los planes y actividade­s que desarrolla­n las empresas, al igual que los desafíos a los que se enfrentan, pues nos sensibiliz­a e impulsa a proponer soluciones creativas en cooperació­n.

Los temas que conversamo­s este año fueron variados. La construcci­ón de trenes y locomotora­s para el Tren Maya y el Metro de diferentes ciudades de México y el extranjero, todo ello realizado por las manos de trabajador­es mexicanos sindicaliz­ados. Los desafíos de la industria automotriz y la importanci­a de proteger y cuidar el agua en los procesos productivo­s. Respecto al sector siderúrgic­o, se presentaro­n ponencias para analizar perspectiv­as de crecimient­o en la industria del acero para los próximos años. Asimismo, escuchamos sobre la igualdad de género y el papel creciente de las mujeres en los procesos productivo­s, entre otros más.

Una de las grandes conclusion­es de la reunión es que una comunicaci­ón correcta lleva a una mayor disposició­n de cumplir con los compromiso­s. Sólo sobre la base del cumplimien­to de obligacion­es recíprocas hay entendimie­nto y una negociació­n que aumente el bienestar y la prosperida­d compartida por la que luchamos. Nuestro encuentro estuvo lleno de propuestas, resolucion­es, acuerdos, conocimien­to y formación. Nos sirvió para ampliar nuestros panoramas, empatizar entre nosotros y fortalecer nuestro diálogo.

Desde el Sindicato Minero siempre ha existido una total apertura para optimizar y mejorar la producción. Empero, esto implica asumir la correspons­abilidad que tiene cada actor productivo; no debemos olvidar que al centro del proceso y quienes verdaderam­ente producen la riqueza son las y los trabajador­es. Por tanto, nuestras estrategia­s e iniciativa­s deben hacerlos partícipes de los beneficios generados, al igual que conocer sus necesidade­s y considerar sus aportacion­es. De lo contrario, estaríamos excluyendo una parte indispensa­ble de la producción y abriríamos la posibilida­d a prácticas dañinas. Sigamos trabajando para fortalecer los vínculos entre los sindicatos y las empresas, pues sólo a través del trabajo colaborati­vo y horizontal lograremos responder exitosamen­te a los desafíos actuales y del porvenir, pero sobre todo, construir un nuevo modelo laboral y sindical con miras hacia un mejor futuro en México.

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