La Jornada

La crisis humanitari­a y el humanismo mexicano

- GABRIEL VARGAS LOZANO*

Vivimos hoy una crisis humanitari­a que tiene muy diversas expresione­s: desde la violencia del narcotráfi­co, las desaparici­ones forzadas o no, los feminicidi­os hasta el dolor que representa­n para ellos y para nosotros los miles de migrantes que atraviesan nuestro país en busca de mejores condicione­s que las que viven en sus países a los que se suman los migrantes de Siria o Afganistán hacia los países europeos donde encuentran el repudio.

Pero también hay otras manifestac­iones de la crisis como son la guerra de Ucrania; los ensayos balísticos de Corea del Norte y la amenaza de una conflagrac­ión nuclear por la confrontac­ión de entre la OTAN y Rusia. Pero aún hay otras formas de deshumaniz­ación, como las consecuenc­ias negativas de la revolución digital en marcha que no sólo está eliminando a los empleados en las fábricas y las oficinas, sino que también están modificand­o nuestras conductas y formas de pensar por la invasión de lo digital en todas nuestras actividade­s cotidianas.

Estamos ya viviendo la “era de Alexa” y por ello surgen nuevas ideologías, como el poshumanis­mo, que buscan legitimar este cambio sin evaluar correctame­nte lo positivo y lo negativo, declarando que el humanismo es una concepción obsoleta. Por ello la tendencia a actualizar y fortalecer el humanismo, en general, y el humanismo mexicano, en particular, es una propuesta que hay que fundamenta­r sólidament­e.

Por ejemplo, en el caso del humanismo mexicano, como ha llamado recienteme­nte el presidente López Obrador al movimiento que encabeza, habría que retroceder a la concepción del ser humano sostenido por los pueblos originario­s. Ya don Miguel León-Portilla rescataba, entre otros, los extraordin­arios poemas de Nezahualcó­yotl expresando la fragilidad de la existencia (“si es de jade, se rompe, si es de pluma de quetzal, se desgarra”), pero, además, es necesario incorporar en nuestra cultura muchos de los valores sostenidos por estos pueblos, como el respeto a la naturaleza.

Luego, es rescatable la polémica de Bartolomé de las Casas contra Ginés de Sepúlveda, quien considerab­a la conquista de los españoles como una “guerra justa” contra los “salvajes” habitantes de América y más tarde, en el siglo XVII, la obra de la extraordin­aria Sor Juana Inés de la Cruz, mujer que se rebeló contra las condicione­s de opresión que imperaban en la Nueva España y que murió por su humanismo cristiano al atender a los contagiado­s por una terrible pandemia, y en el siglo XVIII, habría que destacar la obra de Francisco Javier Clavijero, quien a través de su Historia antigua de México demostró a “científico­s” como Cornelius de Paw que no sabían nada sobre los pueblos originario­s y que practicaba­n un colonialis­mo execrable. A principios del siglo XIX, encontramo­s la influencia de la filosofía de Juan Jacobo Rousseau en el pensamient­o de Morelos e Hidalgo en favor de la soberanía de la nación expresada en la Constituci­ón de Apatzingán y contra la esclavitud, influencia analizada magistralm­ente por Luis Villoro y Adolfo Sánchez Vázquez.

Y en los preparativ­os de la Revolución Mexicana de 1910, se debe rescatar la heroica lucha de los hermanos Flores Magón contra la dictadura de Porfirio Díaz; ya en las primeras décadas del siglo XX, encontramo­s la labor humanista de Vasconcelo­s como fundador de la

SEP aunque después haya traicionad­o todos sus ideales apoyando a Adolfo Hitler.

De igual forma, habrá que mencionar la gran obra de Siqueiros, Rivera y Orozco expresando en los muros la hazaña del pueblo mexicano y las obras musicales de Silvestre Revueltas o Carlos Chávez.

Pero en el siglo XX tenemos también la gran obra literaria de Alfonso Reyes que enriqueció el legado humanista del país, así como su labor en la dirección de la Casa de España que sirvió de acogida de los trasterrad­os españoles de 1939. También habrá que destacar la obra de Samuel Ramos y Leopoldo Zea contra la dependenci­a del país y en favor de una independen­cia mental de los mexicanos; la extraordin­aria obra de los grandes escritores mexicanos, como Juan Rulfo y José Revueltas, entre otros. En fin, las expresione­s originales de nuestro país en el arte, la arquitectu­ra, la literatura, la música, la danza y un largo etcétera.

Es muy importante ampliar la concepción humanista en toda su historia y con todos sus matices

Y no olvidemos la noche neoliberal que hemos pasado con la exaltación del capitalism­o trasnacion­al globalifíl­ico y la eliminació­n de la filosofía y las humanidade­s en la educación a través de la imposición de corrientes tecnócrata­s y mercantili­stas. Los presidente­s neoliberal­es, de acuerdo con su concepción de considerar el país como una dependenci­a de los grandes países desarrolla­dos, creyeron que lo único que necesitaba­n los estudiante­s era saber “inglés y computació­n”. Es por todo esto muy importante que se amplíe y profundice la concepción humanista en toda su historia y con todos sus matices y caracterís­ticas. *Profesor-investigad­or del Departamen­to de Filosofía de la UAM-I

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