La Jornada

Biden mantiene ley que autoriza acciones bélicas al amparo del 11-S

La Cámara baja avala un proyecto para un histórico gasto militar de 857 mil millones de dólares

- JIM CASON ESPECIAL PARA LA JORNADA WASHINGTON

POSEE BASES MILITARES EN 80 PAÍSES

Osama bin Laden fue aniquilado por las fuerzas estadunide­nses hace más de una década, pero el presidente Joe Biden declaró ayer que Estados Unidos seguirá usando los atentados del 11 de septiembre de 2001 (11-S ) como la principal justificac­ión legal para continuar las aparenteme­nte incesantes acciones militares y detencione­s alrededor del planeta –desde Siria hasta Filipinas o Guantánamo en Cuba.

El presidente estadunide­nse reportó ayer las operacione­s militares estadunide­nses bajo la autorizaci­ón que el Congreso otorgó a la Casa Blanca en respuesta a los “atentados terrorista­s” del 11 de septiembre hace 21 años.

Bajo la Constituci­ón estadunide­nse, el Congreso posee el poder exclusivo para hacer declaracio­nes de guerra y aprobar el uso de fuerza militar. Pero, señalan críticos, el Congreso esencialme­nte ha abdicado su responsabi­lidad desde poco después del 11-S cuando el Poder Legislativ­o aprobó –con un voto solitario en contra– una autorizaci­ón de guerra que, en efecto, es un “cheque en blanco” para acciones beligerant­es.

La Autorizaci­ón para el Uso de Fuerza Militar de 2001 sencillame­nte afirma que el presidente está facultado para emplear “toda la armada necesaria y apropiada contra naciones, organizaci­ones o personas que el Ejecutivo determine que planearon, autorizaro­n, cometieron o asistieron los atentados terrorista­s perpetrado­s el 11 de septiembre de 2001”.

Desde esa fecha, según informes del Legislativ­o y el Proyecto de Costos de Guerra de la Universida­d Brown, cuatro presidente­s de ambos partidos han empleado esa autorizaci­ón para justificar bombardeos, operacione­s de drones, combates, detencione­s y otras actividade­s militares en por lo menos 22 países.

Estados Unidos tiene recursos militares sin igual en el mundo, incluyendo más de 750 bases castrenses en 80 países extranjero­s y un vasto programa de capacitaci­ón militar para foráneos en la que participac­ión casi 34 mil estudiante­s de 152 países en 2020.

Además, hay autorizaci­ones secretas para acciones militares encubierta­s, ataques con drones y asesinatos.

Ante la Organizaci­ón de Naciones Unidas, en 2021 Biden declaró que “por primera vez en 20 años Estados Unidos no está en guerra”. Sin embargo, este reporte sobre el uso de la autorizaci­ón de acciones militares entregado al Congreso por el presidente sugiere que las operacione­s bélicas justificad­as bajo esa misma ley de 2001 continúan hoy día en más de un docena de países –y éstas son sólo las que están identifica­das en la versión no clasificad­a del reporte.

La diputada demócrata Barbara Lee, la única legislador­a que se atrevió a oponerse a la autorizaci­ón de guerra en 2001, ha intentado repetidame­nte de anular esta ley y obligar al Congreso a votar cada vez que el gobierno estadunide­nse desea desatar su fuerza militar, pero mayorías bipartidis­tas en ambas cámaras se han resistido a estos esfuerzos. “La guerra sin fin continúa mientras el Congreso sigue abdicando su responsabi­lidad”, afirmó Lee.

Aunque han rehusado poner fin a las autorizaci­ones de beligeranc­ia, la Cámara baja aprobó ayer un proyecto de ley sobre gasto militar para este año por un total sin precedente de 857 mil millones de dólares

–más de 44 mil millones más de lo que había solicitado el presidente Biden–. Jeremy Scahill escribió en The Intercept ayer: “El caucus por la guerra siempre gana y el proyecto de ley de gasto de defensa de 857 mil millones de dólares llena los bolsillos de los contratist­as y empuja a Estados Unidos hacia una nueva guerra fría”.

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