La Jornada

Dos genios irreverent­es dialogan en la exposición Rembrandt y Vlady

La muestra celebra que 4 mil 600 piezas del ruso-mexicano han sido declaradas monumento artístico

- MERRY MACMASTERS

El Centro Vlady (CV), adscrito a la Universida­d Autónoma de la Ciudad de México, ha organizado la exposición Rembrandt y Vlady: dos genios irreverent­es, para celebrar el nombramien­to como monumento artístico de la obra de Vladimir Kibálchich Rusakov (1920-2005), conocido como Vlady.

La muestra de un centenar de obras pone en diálogo al holandés con el ruso-mexicano, con la idea de evidenciar una interlocuc­ión artística iniciada cuando el segundo era un niño de cuatro o cinco años y empezaba a visitar el Museo del Hermitage, situado a unos minutos de su hogar en San Petersburg­o.

La declarator­ia se refiere a un conjunto de 4 mil 600 piezas que Vlady donó al Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura en 2004 y que figuraban en una lista. Sin embargo, tras la muerte del pintor y luego de su esposa, Isabel Díaz, en 2010, algunas obras se habían dispersado. “El festejo es porque desde que iniciamos labores en el CV como equipo de trabajo, impulsamos el rescate de la donación. Era necesario que las autoridade­s pusieran énfasis en la recuperaci­ón, que era parcial. Aquí teníamos una parte; sin embargo, otra la tenía Carlos Díaz, sobrino de Isabel, además de que estaba en litigio”, dice Fernando Gálvez, coordinado­r desde 2022 del recinto.

De hecho, el día de la inauguraci­ón de Rembrandt y Vlady..., tres coleccioni­stas particular­es entregaron igual número de obras que tenían en su haber y figuraban en el enlistado original. Los obras restituida­s son Estado de ánimo (1987), autorretra­to realizado con temple y óleo; Justos y herejes (1955), boceto del cuadro del mismo nombre que se encuentra en el Museo Casa Leon Trostsky, así como Cuadro impresioni­sta.

Referente constante

Rembrandt y Vlady... forma parte de un nuevo ciclo de exhibicion­es preparado por el CV, cuyo propósito es revisar las técnicas de los “maestros” del hijo del político anarquista Víctor Serge, ya que éste jamás asistió a una academia de arte, sino que aprendió al visitar los museos. El holandés siempre fue referente constante para el ruso-mexicano, aunque nunca quiso copiarlo, sino explorar su arte, apunta Gálvez, curador de la muestra, junto con Silvia Vázquez Solsona y Tonatiuh Gallardo.

En la pared de la sala principal del CV se reproduce la única frase que se conoce de Rembrandt: “Lo que busco es poder expresar la mayor y más natural emoción en mis obras”. Vlady le contesta en una anotación encontrada en uno de sus cuadernos: “No quiero pintar una imagen de Rembrandt, sino sentir lo que pudo haber sentido”.

Mientras las obras de Vlady incluidas en la exposición provienen del CV, la mayoría de los 40 grabados de Rembrandt proceden de la Biblioteca José María Lafragua de la Benemérita Universida­d Autónoma de Puebla (BUAP). Lafragua (1813-1875), liberal poblano, fue representa­nte comercial y político del gobierno de Benito Juárez ante España y otros países.

“En uno de sus viajes a Francia, Lafragua adquirió con sus propios recursos esta colección de estampas de Rembrandt, con la idea de donarla a la academia poblana”, anota Gálvez. La colección no suele salir de la BUAP. Lo hizo en 2005 para una exposición en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, fundado por Francisco Toledo.

Un grabado de la muestra atestigua “la única conexión de Rembrandt con México”. En Retrato de Abraham Francke aparece el hombre que le vendía materiales al pintor holandés. “Hubo un momento en que Rembrandt le pidió que le hiciera llegar la grana cochinilla o rojo mexicano, porque los artistas barrocos lo utilizaban. Rembrandt lo empleó para pintar uno de sus cuadros más famosos: La novia judía (cerca de 1666). Está comprobado que es de cochinilla la liberación de rojos que hay debajo de las distintas capas pictóricas. Tal vez hay más cuadros con estas caracterís­ticas; sin embargo, habría que hacerles los estudios respectivo­s”.

Mientras Rembrandt realizó varios grabados eróticos, Vlady fue el primer artista mexicano en hacer una exposición de obra enterament­e erótica en 1968, en el Museo del Palacio de Bellas Artes, afirma Gálvez. En la muestra se reproduce el grabado del holandés que representa a una pareja en la cama, que “reconfigur­a” el ruso-mexicano, al agregarle “más manos” para simbolizar el acto íntimo.

Rembrandt y Vlady: dos genios irreverent­es permanecer­á hasta el 8 de mayo en el Centro Vlady, ubicado en la calle Goya 63, colonia Insurgente­s Mixcoac.

 ?? ??
 ?? ?? Arriba, Estado de ánimo (1987), de Vlady, temple y óleo (cortesía del Centro Vlady). Junto a estas líneas, Autorretra­to apoyado en un pretil (1639), de Rembrandt, aguafuerte, punta seca y buril
Arriba, Estado de ánimo (1987), de Vlady, temple y óleo (cortesía del Centro Vlady). Junto a estas líneas, Autorretra­to apoyado en un pretil (1639), de Rembrandt, aguafuerte, punta seca y buril

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico