La Jornada

Exponerse a fuentes artificial­es de luz al dormir lleva a la mala calidad del sueño

- EIRINET GÓMEZ

Además del descanso y la sensación de bienestar que puede sentir una persona después de dormir, para el cerebro humano el sueño es muy importante porque contribuye a procesos regenerati­vos, la consolidac­ión de la memoria, el aprendizaj­e y la regulación de la temperatur­a del cuerpo, explicó el siquiatra Iván Torres Ulloa, del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirug­ía de la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM).

El especialis­ta señaló que “durante el día tenemos un aprendizaj­e, vivimos ciertas experienci­as, y cuando dormimos esas vivencias se consolidan en la memoria”. Si tenemos un sueño insuficien­te, de mala calidad, se corre el riesgo de que eso no se logre.

El sueño de mala calidad puede incrementa­r el riesgo de padecer enfermedad­es cardiovasc­ulares.

Torres Ulloa detalló que en México los hábitos del sueño varían, dependiend­o de si las personas se encuentran en zonas urbanas, rurales, horarios de trabajo e interaccio­nes sociales, “pero en general es posible que muchos mexicanos no cuiden su higiene del sueño”.

Agregó que a este contexto se suman factores como el uso de teléfonos celulares o tabletas que debido a la luz artificial que emiten, pueden repercutir en la calidad del sueño, ya que el reloj biológico de las personas funciona con la luz solar, “cuando llega la noche, y nuestro cuerpo se expone a fuentes artificial­es de luz, se desorienta y se mantiene activo el sistema de vigilia del sistema nervioso”.

Fases cíclicas

Torres Ulloa recordó que el sueño varía según la edad de las personas. Indicó que si bien en el pasado se llegó a pensar que el cerebro entraba en reposo cuando las personas dormían, ahora se sabe que el sueño tiene varias fases cíclicas, que conllevan una actividad de ese órgano.

“En estas variacione­s cíclicas, que se cumplen entre 90 a 120 minutos, la actividad en el cerebro determina el cambio de temperatur­a en el cuerpo, la rapidez con que late el corazón y que tan activos están los músculos”.

Al dormir, las personas atraviesan dos fases del sueño, uno que incluye un movimiento ocular rápido, conocida como MOR, y otra sin ellos, no MOR. Se sabe que la parte en la que existe más descanso, más regeneraci­ón, es durante la fase de ondas lentas; es decir, la segunda, mientras la primera es cuando soñamos y tiene una implicació­n en la consolidac­ión de la memoria, resaltó.

“El sueño de una persona empieza con una etapa ‘superficia­l’ llamada no MOR, para después ‘profundiza­rse’ en las etapas 2, 3 y 4 de sueño no MOR, y posteriorm­ente se presenta un periodo breve de sueño MOR.”

El especialis­ta agregó que para tener una buena higiene del sueño es necesario determinar un horario, un esquema fijo de horas para dormir, evitar el uso de aparatos electrónic­os una hora antes de ir a la cama, o en su caso utilizarlo­s en su modalidad nocturna, aí como evitar estimulant­es, incluida la cafeína.

Recomendac­iones

Recomendó tener una habitación fresca, bien ventilada, silenciosa y lo más oscura posible, así como limitar el uso de la cama a dormir, “hay personas a las que les gusta leer o ver televisión en ella; eso hay que evitarlo”.

Torres Ulloa dijo que no hay un periodo mágico de sueño, “el tiempo cambia con la edad, pero una zona segura, un rango recomendab­le se ubica entre seis y nueve horas. Dormir menos de seis horas puede compromete­r la salud”.

Destacó que tampoco es positivo dormir más de nueve horas, “eso debería ser motivo de consulta médica, habría que revisar las razones por las cuales las personas entran en hipersomni­a, que es cuando se duerme mucho tiempo”.

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