La Jornada

Usar el glifosato es renunciar a la soberanía alimentari­a: experta

- ANGÉLICA ENCISO L.

Al mantener el uso del glifosato en el país se conserva la visión que defiende el derecho de las trasnacion­ales a “envenenar a la gente”, sostuvo Silvia Ribeiro del Grupo ETC y colaborado­ra de esta casa editorial. Se sigue avalando un tipo de agricultur­a que no garantiza la seguridad alimentari­a, ya que ese químico se importa y se depende de las transnacio­nales; “esto no es soberanía, es dependenci­a alimentari­a”, señaló.

El glifosato se utiliza en el agro para desecar, se aplica cuando se levantan las cosechas para que no quede material, se le conoce como “mata todo”. Deja el suelo sellado y esto tiene un impacto severo, sobre todo en condicione­s de sequía, pues no permite la filtración de agua y el país tendrá cada vez más estrés hídrico, indicó en entrevista.

Este herbicida se utiliza para matar lo que hay alrededor de un cultivo, “se trata de un tipo de agricultur­a destinada a grandes capitales que lo que quieren es ahorrar en pagar a trabajador­es rurales para que hagan el trabajo de deshierbe”.

El problema principal es de contaminac­ión y salud, el primer uso del químico es agrícola y el segundo es para todo tipo de jardinería y se aplica en los bordes de carreteras, en sitios donde se busca que nada crezca. Incluso en países donde no se cultivan transgénic­os se encuentra en la sangre y en la orina de la gente, México es un ejemplo y hay estudios que lo han reportado, mencionó.

Enorme lucha de poder

Tras el aplazamien­to en la suspensión del uso del glifosato a fin de marzo, establecid­a en el decreto presidenci­al de 2023, dijo que hay una enorme lucha de poder. Hay una concentrac­ión corporativ­a muy fuerte, son cuatro empresas: Syngenta, Bayer-Monsanto, Corteva y Basf, que dominan las dos terceras partes de agrotóxico­s y son las mismas que controlan el mercado de las semillas, “tienen agarrada la cadena agroalimen­taria”.

Estas empresas promueven el cultivo de transgénic­os y el glifosato viene ligado a ellos: el consumo de este herbicida aumentó más de 20 veces a partir de esas siembras. “Son las mismas empresas que originalme­nte fabricaban veneno y crearon dependenci­a de los agricultor­es respecto a su producto, la semilla comercial está ligada al uso del glifosato. Este punto es el telón de fondo”.

La experta mencionó que en la discusión sobre el uso del glifosato es sorprenden­te que se aborde como un tema de producción, “éste no ha sido el punto, ya que los transgénic­os nunca tuvieron más producción que los híbridos, es menor al promedio en el maíz, la soya y otros cultivos”. Más bien debería ser en torno a “como es que se una sustancia cancerígen­a y se somete a la población en ese riesgo. Sólo las empresas dicen que no es cancerígen­o”.

La producción de alimentos se ha mantenido en el país a pesar de la caída en la importació­n de glifosato. En 2018 se adquiriero­n 18 mil 700 toneladas; 2021 bajó a 8 mil toneladas y desde entonces se dio una disminució­n a cero este 2024. En este contexto la producción se ha mantenido estable en maíz, aguacate, sorgo, trigo, café y caña, indica informació­n de la subsecreta­ría de Autosufici­encia Alimentari­a.

Conocido como “mata todo”, este herbicida deja sellado el suelo y genera sequía

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