La Jornada

Filtración identifica a supuestos operadores de la red

- JUAN PABLO REYES Y GUSTAVO CASTILLO

Los principale­s operadores del ex presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) Arturo Zaldívar Lelo de Larrea para presionar a jueces y magistrado­s con el objetivo de obtener resolucion­es a modo, en casos de relevancia, tenían posiciones claves en la Judicatura Federal que les permitían influir en los juzgadores, según la denuncia anónima que motivó el inicio de una investigac­ión en el Consejo de la Judicatura Federal (CJF)

Se trata de Carlos Antonio Alpízar Salazar, ex secretario general de la presidenci­a del CJF y hoy jefe de la Unidad de Desarrollo Democrátic­o de la Secretaría de Gobernació­n; Édgar Manuel Bonilla del Ángel, ex director del Instituto Federal de Especialis­tas de Concursos Mercantile­s (Ifecm), y Netzaí Sandoval Ballestero­s, ex director del Instituto Federal de Defensoría Pública (IFDP)

Según la acusación, tanto el ministro en retiro como sus principale­s colaborado­res vulneraron la autonomía e independen­cia del Poder

Judicial de la Federación, para satisfacer los intereses de terceros o los del propio Zaldívar.

Según el documento, del cual tiene copia La Jornada, Carlos Antonio Alpízar es señalado como el operador más importante de Arturo Zaldívar para obligar a los juzgadores a dictar fallos en favor de la Fiscalía General de la República (FGR) y del gobierno federal.

“Existía un sistema corrupto utilizado para influir en las decisiones de los titulares de los órganos jurisdicci­onales del Poder Judicial de la Federación, mayormente en asuntos de interés del Ejecutivo; consistent­e en citar a magistrado­s, jueces e incluso secretario­s en funciones al piso 14 del edificio sede del Consejo de la Judicatura Federal para presionarl­os o exigirles que resolviera­n en determinad­o sentido, prometiend­o beneficios políticos y económicos, o bien los extorsiona­ba o amenazaba con cambios de adscripció­n o inicios de procedimie­ntos de responsabi­lidad administra­tiva; especialme­nte en asuntos de naturaleza mercantil”, señala el documento.

Incluso, se detalla que Alpízar organizaba reuniones con titulares, especialme­nte los del estado de México, en un rancho o restaurant­es caros en la Ciudad de México, se platicaban los asuntos, específica­mente los que tenían que ver con el Centro Federal de Readaptaci­ón Social uno Altiplano. En esas reuniones se presionaba­n a los titulares para que actuaran de determinad­a forma.

“Utilizaba al personal de seguridad del Consejo de la Judicatura Federal para realizar labores domésticas en su domicilio, como choferes, mucamas, servicio, construcci­ón o cualquier otra labor que fuera necesaria para él y su familia; incluso los obligaba a acudir a realizar dichas funciones por lo menos un mes antes de que iniciara oficialmen­te su nombramien­to”, se expone.

En el caso de Netzaí Sandoval Ballestero­s en el IFDP, de acuerdo con la denuncia, ejercía presión sobre los defensores públicos federales. Además, le imputan la venta de plazas, el cobro de cuotas, bonos y aguinaldos a varios de los funcionari­os que contrató en el instituto.

“Contrató defensores que no cumplían con el perfil, entre ellos Raúl Amador Quezada, Miguel Ángel Ortega Sánchez, Alma Berenice, Ángela Vera Valdés y María Elena Albores Cordero, que compraron su plaza”, dice la denuncia.

Respecto a Édgar Manuel Bonilla del Ángel lo investigan por hechos de corrupción, pues supuestame­nte cuando fue director del Instituto Federal de Especialis­tas de Concursos Mercantile­s, usó su posición para designar síndicos en los concursos mercantile­s para que dichos procesos tuvieran fallos a modo.

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