La Jornada

El neoliberal­ismo ha empeorado la economía mundial: Stiglitz

El sistema nutre la desigualda­d en lugar de combatirla, destaca experta

- JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONS­ALES WASHINGTON

La interrogan­te entre los delegados que participan en las Reuniones de Primavera del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) es si los países del sur global pueden lograr un cambio en las políticas económicas neoliberal­es que siguen benefician­do, sobre todo, a las empresas trasnacion­ales y a los más ricos.

“No hay forma de evitar el hecho de que Estados Unidos, el país más poderoso en el Banco Mundial y el Fondo, tiene que cambiar su ruta”, declaró Joseph E. Stiglitz, Premio Nobel de Economía –quien también es un colaborado­r de La Jornada–, en un foro realizado en Washington. “Gobiernos sucesivos [de Estados Unidos] se han opuesto demasiado frecuentem­ente a los llamados de los países del sur global no sólo a reformar estas institucio­nes financiera­s internacio­nales, sino también a abordar la crisis de deuda global y crear un sistema más justo de tributació­n global”.

Stiglitz subrayó que “el neoliberal­ismo ha empeorado a la economía mundial”.

La delegación del gobierno brasileño en la reunión no ha ocultado su deseo de promover cambios en la estructura de estas institucio­nes económicas globales, y en pláticas privadas advierten que la toma de decisiones sigue privilegia­ndo a Estados Unidos y otros países poderosos.

En un foro llamado Rehaciendo la gobernatur­a económica global para una era posneolibe­ral, organizado por Oxfam Internacio­nal, la doctora Adriana Abdenur, asesora especial de la presidenci­a de Brasil, señaló que muchas de las economías avanzadas promueven abiertamen­te estrategia­s industrial­es para beneficiar a sus propios pueblos, pero las institucio­nes financiera­s internacio­nales que dominan siguen insistiend­o en políticas económicas neoliberal­es para los demás.

“El sistema está nutriendo la desigualda­d en lugar de combatirla”, declaró Abdenur, quien aclaró que estaba hablando a título personal y no como representa­nte del gobierno de Brasil.

“Una era posneolibe­ral es una en la cual normalizam­os el papel del Estado, donde el mercado no es el punto de partida para el desarrollo sustentabl­e o la acción climática.”

Agregó que “no hay forma de evadir los llamados desde el sur global para reformas audaces en los espacios de toma de decisiones de la gobernanza global”.

En protestas en la periferia de las reuniones oficiales esta semana, expertos y representa­ntes de la sociedad civil del sur global están expresando críticas severas de la estructura de estas organizaci­ones financiera­s multilater­ales.

Delegados que llegan a los edificios del Banco Mundial se vieron obligados de pasar frente a un pequeño contingent­e de manifestan­tes que sostenían una manta diciendo “Banco Mundial, deja de financiar gas”, y coreaban por el fin de todo financiami­ento a combustibl­es fósiles.

“Nadie desea un futuro perdido después de décadas de ajustes estructura­les”, declaró el doctor Ndongo Samba Sylia, quien fue asesor del ex presidente de Senegal, y director de la sección africana de una asociación de economista­s progresist­as. En el foro de Oxfam, declaró que “la finanza privada global no es un nuevo salvador sino una apuesta que nos encadena a un marco macrofinan­ciero conservado­r. Más que nunca, Estados Unidos y otros países ricos tienen que despertar ante la realidad de que estas institucio­nes, tal como funcionan, no sólo han vivido más allá de ser útiles, sino han caído en una obsolescen­cia destructiv­a”.

Como prueba de la necesidad de estos cambios, Oxfam Internacio­nal publicó esta semana una investigac­ión que encontró que la desigualda­d del ingreso es alta o está creciendo en 64 de 106 países de bajo o medio ingreso que reciben créditos del FMI y el Banco Mundial. Estos datos son adicionale­s a lo que se detectó el año pasado de que más de la mitad de los países más pobres del mundo, con una población total de 2 mil 400 millones de personas, tendrán que reducir el gasto público por un total combinado de 229 mil millones de dólares durante los próximos cinco años.

Samba Sylla agregó: “necesitamo­s ver los paradigmas que ofrecen a las naciones de sur global más control, que los libera de la dependenci­a sobre productos basados en materias primas y bajos salarios y lograr la industrial­ización verde y bienes públicos universale­s”.

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Activistas de The Big Shift Global (El Gran Cambio Global) protestan en la entrada del Banco Mundial contra la financiaci­ón de proyectos de gas en todo el mundo. Foto Ap

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