Desorden internacional
En un ataque al consulado iraní en Siria asesinaron a 16 personas, el Consejo de Seguridad (CS) de la ONU no actúa. Ecuador irrumpe violentamente en la embajada de México y el CS no reacciona, Biden no se pronuncia y su gobierno tarda cinco días, Trudeau calla y su gobierno condena tibiamente seis días después a pesar de que estos actos equivalen a una invasión al territorio. El bloqueo a Cuba sigue a pesar de que durante 31 años seguidos la Asamblea General de la ONU, por aplastante mayoría, vota por levantarlo.
Irán espera 10 días a que la CS reaccione, avisa con 72 horas de anticipación, limita sus objetivos a instalaciones militares sin daño a civiles, pero, entonces sí, de inmediato el CS actuó para condenar el hecho. El 25 de marzo votó el CS por un alto el fuego y el genocidio en Gaza sigue: 34 mil muertos, 56 en las horas recientes.
Las instituciones ya no funcionan, sólo existe el orden basado en reglas (dictadas por EU) y no las leyes internacionales. La ley de la fuerza, no la fuerza de la ley. Los pueblos deben organizarse y establecer un nuevo orden internacional que respete soberanía y paz. un lado, los de Morena quieren complementar con los recursos no reclamados de las Afore; del otro, la oposición argumenta que se quieren expropiar y hurtar esos recursos. Esto nos obliga a exigir claridad y concreción.
Veamos, según datos del Sistema de Ahorro para el Retiro, SAR, desde el régimen anterior hay 18.3 millones de personas que ignoran, incluso hasta la muerte, que tienen una cuenta, las “no reclamadas”, con un monto equivalente a más o menos 200 mil millones de pesos, como los 20 mil millones de pesos que en 2022 Vicente
Fox prácticamente birló y según fueron a parar a la desaparecida Financiera Rural. Si esto no es expoliar los recursos, ¿qué es?
Sirva la pausa en el Congreso, justificada en “error humano”, para apurar la exigencia a legisladores de Morena, aliados y al presidente López Obrador que se deroguen las reformas neoliberales. Esta conquista histórica laboral no se debe traer como juguete en el hocico de la carroña electoral. Sí, es mucho pedir, pero se puede cerrar con dignidad.