La Jornada

Homenaje en Palacio “para las que están y las que se adelantaro­n”

- EMIR OLIVARES Y ALONSO URRUTIA

“¡Hoy, nada de política!”, proclamó el presidente Andrés Manuel López Obrador para dedicar el día a las madres, en una mañanera musical.

El salón Tesorería de Palacio Nacional trasmutó a sala de conciertos, donde con mariachi y un grupo jarocho, este año el jefe del Ejecutivo celebró –por última vez en su mandato– el 10 de mayo.

El homenaje fue para todas, para “las que están y para las que se adelantaro­n”. A ellas se dedicó en especial Amor eterno, del ídolo popular Juan Gabriel.

Pasadas las 7 de la mañana, el mandatario apareció. Llevaba un ramo de rosas en la mano e hizo una entrega simbólica para todas las mamás de México y del mundo al colocarlas sobre el atril. Antes, dijo, había entregado otras flores a su esposa, Beatriz Gutiérrez.

“¡Felicidade­s a todas las mamás de nuestro país y de otros países! A todas las madres que se nos adelantaro­n, pero como vamos a decirlo, en una canción, hay amor eterno para todas ellas. Nuestro cariño, nuestro recuerdo. Y para las mamás que están con nosotros, mamás, abuelitas, a todas, muchas felicidade­s”, subrayó.

“Esta mañanera comienza con Las mañanitas. Y vamos a llevar a cabo este homenaje a las madres. Nada de política, nada de preguntas y respuestas. (Hoy) es para las mamás. Mucho amor.”

No lejos del recinto histórico, las madres que buscan a sus hijos se preparaban para marchar en exigencia de justicia para las miles de víctimas de desaparici­ón en el país.

Tras las palabras del Presidente, se dio paso al mariachi Son de México, que abrió su presentaci­ón con En tu día, de Carlos Rivera Ramírez.

Para hacer más emotivo y nostálgico el momento, continuaro­n el recital con cuatro interpreta­ciones al hilo de Juanga: Hasta que te conocí, Te lo pido por favor, Querida y Amor eterno.

López Obrador se acomodó en el extremo izquierdo del estrado para testificar el concierto y, mientras los compases y coplas resonaban en el salón, perdió su vista en algún punto y por momentos pareció hasta tararear las letras.

La lista continuó con Mi cariñito, inmortaliz­ada por Pedro Infante; Gema, famosa por la interpreta­ción de Los Dandys; Perdón, del maestro Pedro Flores; En tu pelo y Entrega total, que en la voz de Javier Solís se convirtier­on en íconos del romance.

El tercer acto fue para el grupo de son jarocho Los Albatros, de la Secretaría de Marina, que también abrieron con En tu día. Presentaro­n su propia versión de una canción obligada en todos los festivales escolares del Día de las Madres: Señora, señora, de Denisse de Kalafe.

Cumplida la cuota nostálgica, surgieron entonces los alegres ritmos de las jaranas y del arpa, que de inmediato contagiaro­n a los presentes y no pocos zapateaban en sus lugares.

Sonaron Veracruz y El Balajú, engalanada con un solo de arpa a cuatro manos que provocó el aplauso unánime.

Con La bruja, una bailarina mostró equilibrio y balance para mantener sobre su cabeza un vaso sin perder la gracia ni el ritmo. El zapateado jarocho era obligado. El tilingo lingo dio paso a una pareja de danzantes que empeñaron su mejor esfuerzo sobre el tableado.

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