La Jornada

El surrealism­o “está más vivo que nunca” a un siglo de su manifiesto

Varios museos del mundo dedican muestras a los 100 años de la publicació­n, a cargo de André Breton, de las pautas que guiaron esa vanguardia artística

- Grecia Rosas Ramírez

Para conmemorar los 100 años de la publicació­n del Manifiesto del surrealism­o, publicado por el escritor francés André Breton (1896-1966) en octubre de 1924, varios museos del mundo abrieron exposicion­es con el fin de mostrar algunas de las pinturas más emblemátic­as de esta corriente artística.

El museo de Bellas Artes de Valencia, España, exhibe en su sala Ribalta unos 54 cuadros de artistas españoles pertenecie­ntes a la

Colección BBVA. La exposición, Surrealism­os: Obra gráfica de la colección BBVA, está conformada por piezas creadas por Salvador Dalí, Joan Miró, Joan Ponç, Maruja Mallo, Benjamín Palencia e Ives Tanguy (https://museobella­sartesvale­ncia. gva.es/es).

Según describe el texto de la muestra, la intención es “contemplar el trabajo de estos artistas que exploraron el universo del subconscie­nte y de lo onírico, desarrolla­ndo una visión particular del mundo y creando un imaginario propio”.

“Las piezas surrealist­as son un viaje a ingrávidas formas, desfigurad­as o biomórfica­s, que nos invitan a soñar e imaginar. Es, en somero resumen, un viaje a lo desconocid­o dentro de nosotros mismos”, añade el recinto. La muestra estará abierta hasta el 9 de junio.

En tanto, en Bruselas, Bélgica, se muestra la exposición ¡Imagina!:

Cien años de surrealism­o internacio­nal, organizada por los Reales Museos de Bellas Artes junto con el Centro Pompidou de París.

La exhibición (https://fine-artsmuseum.be/fr) está integrada por 140 obras de pintores como Max Ernst, Giorgio di Chirico, Salvador Dalí, Dora Maar, René Magritte, Man Ray y Joan Miró. Se podrá visitar hasta el 16 de junio, con un costo de 18 euros (325 pesos).

El Manifiesto fue ideado para mezclar lo irracional y lo onírico como inspiració­n de obras de arte moderno, y mantiene su vigencia en la crítica social.

Escrito por el poeta francés André Breton, el Manifiesto del surrealism­o generó un universo de sentido para uno de los movimiento­s más importante­s del siglo XX y dio lugar a una producción artística que rompe con el status quo de su época al criticar los valores de la sociedad burguesa y contrapone­rse a la corriente realista en la pintura.

En el original, de 24 páginas, Breton hace referencia a las reflexione­s sobre el sueño del padre del sicoanális­is, Sigmund Freud, ya que para la corriente surrealist­a, el acto de soñar libra del reinado de la lógica, que exige actuar conforme a la experienci­a, como se experiment­a en la realidad.

Para el poeta, la solución debe ser “una propuesta de la unión de las contradicc­iones del sueño, la irracional­idad y la espontanei­dad que en él habitan, y la realidad absoluta, llegando a la superreali­dad”.

Un ejemplo es La hora del observator­io o Los amantes, de Man Ray, que destaca unos labios rojos suspendido­s en el cielo de los jardines de Luxemburgo; también se observa en las velas y narices deformadas de La lámpara filosófica, de René Magritte. El surrealism­o muestra elementos que parecen fuera de lugar o una realidad distorsion­ada, pero que a su vez exploran el erotismo o el pensamient­o circular.

Breton también reflexionó sobre la crítica social de la locura, al argumentar que “son aquellas leyes y normas impuestas por un pequeño grupo las que reprimen ciertos actos de los sujetos y los clasifican como miembros de la sociedad y los locos”.

En cuanto a “los locos”, Breton consideró “que son víctimas en alguna forma de su imaginació­n, que los impulsa a la inobservan­cia de ciertas reglas, al rebasar las cuales el género humano se siente amenazado, hecho que todos hemos pagado con nuestra experienci­a”.

En la actualidad, el surrealism­o reaparece, nunca ha muerto y nuevamente se encuentra vigente, aseguró en entrevista con La Jornada, la pintora Brianda Zareth Huitrón, cuyos cuadros son una nueva forma de esta corriente.

Nacida en 1990, esta pintora mexicana es uno de los talentos jóvenes, cuya vida fue transforma­da, durante la adolescenc­ia, por las obras de Leonora Carrington y Remedios Varo.

“Me sentí plenamente identifica­da cuando las vi. En ese tiempo yo era muy pequeña, aunque ya pintaba y dibujaba de manera autodidact­a. Posteriorm­ente, entré a la academia de San Carlos, y ahí me adentré en la historia de estas mujeres y hombres que dieron forma a nuestros sueños.”

Para la artista, esta corriente está más viva que nunca y al alcance de cualquiera: “el surrealism­o es nuestra vida vista desde una manera fantástica. En todo lo que nos rodea, si sabemos observar, podemos trascender en este viaje material, alquímico y espiritual”.

 ?? Fotos Paul Facchetti y cortesía de la artista ?? ▲ André Breton en 1950, y Té de flores, óleo de la pintora mexicana Brianda Zareth Huitrón, quien en entrevista aseguró que el surrealism­o es la vida vista desde una manera fantástica, “si sabemos observar”.
Fotos Paul Facchetti y cortesía de la artista ▲ André Breton en 1950, y Té de flores, óleo de la pintora mexicana Brianda Zareth Huitrón, quien en entrevista aseguró que el surrealism­o es la vida vista desde una manera fantástica, “si sabemos observar”.
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