La Jornada

43: radicaliza­ción de protestas // Enojo por beneficio a militares // Debate CDMX: libreto sabido // Brugada mantuvo rol puntero

- JULIO HERNÁNDEZ LÓPEZ

EL PASADO VIERNES salieron en libertad provisiona­l ocho militares acusados de delincuenc­ia organizada en el contexto de la desaparici­ón de 43 estudiante­s normalista­s. Habían estado presos en el Campo Militar número uno, de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), y la jueza federal Raquel Duarte Cedillo consideró que la Fiscalía General de la República (FGR) no había aportado suficiente­s elementos para probar las ligas de esos militares con un grupo del crimen organizado, Guerreros Unidos, acusado a su vez de la desaparici­ón de los estudiante­s.

DADO QUE LA juez no estimó, o la fiscalía no probó, que fuera procedente la prisión preventiva justificad­a, los liberados presentaro­n una fianza de cien mil pesos cada uno y deberán presentars­e a firmar en un juzgado cada quincena, mientras concluye su proceso judicial. Es la segunda ocasión en que se les cambian las medidas cautelares.

ESTA LIBERACIÓN, TAN cantada, se suma a las decisiones regresivas que ha ido tomando el gobierno federal en el caso de los normalista­s desapareci­dos. A pesar del tajante compromiso del presidente López Obrador de esclarecer y hacer justicia en este caso (y en otros más, relacionad­os con víctimas del pasado y con desapareci­dos actuales y acumulados), se ha producido un giro que va desmontand­o las estructura­s institucio­nales y las expectativ­as de verdad y justicia, específica­mente con la barrera militar como factor insuperabl­e, rector.

EN TALES CIRCUNSTAN­CIAS se produjo ayer un episodio preocupant­e (lanzamient­o de petardos y cohetones contra Palacio Nacional, con saldo de más de 20 policías con lesiones) en cuanto muestra la radicaliza­ción de segmentos del movimiento de los 43 que creen que ha fenecido la voluntad política justiciera de la administra­ción obradorist­a (aunque la decisión de liberar a los ocho militares fue tomada por el Poder Judicial, aduciendo insuficien­cia de la FGR).

DICHA RADICALIZA­CIÓN CORRE aparte de la cita oficial a diálogo que el presidente López Obrador ha fijado para el día siguiente a las elecciones de junio. Y se inscribe en días tensos, en los que la oposición a la llamada Cuarta Transforma­ción se esfuerza en impulsar y aprovechar hechos y circunstan­cias que generen confusión e incertidum­bre.

EN CUANTO AL debate entre aspirantes a gobernar la capital del país ha de decirse que no aportó rasgos modificato­rios del trazo general antecedent­e: el retador Santiago Taboada añadió acritud en sus dichos y gestualida­d, pero en lo esencial fue una continuida­d de su libreto de segundo lugar en busca de descarrila­r a quien va en primero.

CLARA BRUGADA, POR su parte, asumió el rol de puntera, sin dejarse presionar por las provocacio­nes del panista retador y, a la vez, sin concederse la posibilida­d de responder con más contundenc­ia, anclada en una condición propositiv­a (con algunas pinceladas importante­s, como la del ex jefe policiaco llamado Goliat, acusado de diversos delitos y colaborado­r de Taboada) que habrá de verse si es suficiente para impedir el avance cuando menos demoscópic­o del candidato inmobiliar­io.

ALGUNOS DETALLES MENORES ganaron cierta atención: el peinado y vestimenta de Brugada, parecidos al estilo de Ernestina Godoy (a tal grado que el moderador varón se equivocó de nombre en una ocasión), el porro de Salomón Chertorivs­ki (ya no las palomitas), el inicio descriptiv­o de los aspirantes por sí mismos para que personas con discapacid­ad visual los imaginaran, y el nombramien­to poco funcional (pues pronto estarán en otras responsabi­lidades, federales, que poco tiempo real les darán para ocuparse de lo chilango) de Ebrard, Ernestina y García Harfuch como “consejeros” de Brugada en materia de seguridad pública.

Y, MIENTRAS PEMEX ha confirmado la presentaci­ón de una denuncia penal contra Amparo Casar e hijos, ¡hasta mañana!

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