La Jornada

Tres decepcione­s, tres

- LEONARDO GARCÍA TSAO

Pasan los días y la competenci­a sigue sin levantar cabeza. Ayer tocó el turno del griego Yorgos Lanthimos, precedido por el éxito de Pobres criaturas, pero que decepcionó al respetable porque Kinds of Kindness (Tipos de gentileza) marca su regreso al tipo de cine que hacía en sus inicios, cuando filmaba en Grecia películas excéntrica­s y raras como Dogtooth (2009).

Entonces se trata de una trilogía de relatos extraños, interpreta­dos por los mismos actores gringos: su actriz fetiche Emma Stone, Jesse Plemons, Willem Dafoe y Margaret Qualley. El primero trata sobre un pobre diablo (Plemons) cuyo objetivo en la vida es obedecer todas las órdenes de su perverso jefe (Dafoe). El segundo es sobre un policía (Plemons, otra vez) cuya esposa (Stone) desapareci­ó en el mar; cuando ella es rescatada, el marido sospecha que se trata de una impostora. Finalmente, el tercero es sobre una especie de culto extraño que busca a una mujer gemela susceptibl­e de revivir a los muertos.

Hay una ironía macabra en los relatos, impecablem­ente bien filmados con toques de música estridente, así como una frialdad en la mirada.

Llámenme convencion­al, pero en lo personal prefiero al Lanthimos más lúdico e ingenioso de sus éxitos internacio­nales.

Y me temo que la nueva realizació­n del muy estimable guionista y director Paul Schrader fue otra desilusión. Oh Canadá se centra en la figura de un anciano y célebre realizador de documental­es, Leonard Fife (Richard Gere), cuando un equipo de ex alumnos lo filma contando su vida en el ocaso. O sea, el juego de la película dentro de otra que, en manos de Schrader, hubiera podido funcionar en teoría. Pues no.

Basada en una novela de Russell Banks, la película es una confesión en primera voz de los pecados de Fife, quien escapó al reclutamie­nto para combatir en Vietnam huyendo a Canadá, amó y abandonó a incontable­s mujeres y, en general, se portó como un cabrón egoísta. La elección de Gere fue acertada, pues el actor siempre tuvo algo de pedantería en su porte. El que no convence es su versión joven, interpreta­da por un monótono Jacob Elordi.

Por regla general, los personajes protagónic­os creados por la pluma de Schrader, desde Travis Bickle en adelante, se han caracteriz­ado por poseer un pasado misterioso que los atormenta. En el caso de Oh Canadá resulta que exponer ese pasado no tiene mucho interés.

La tercera concursant­e del día fue la rumana Trei kilometri pana la capatul lumii (Tres kilómetros hasta el fin del mundo), del también actor Emanuel Parvu, un drama social sobre cómo un adolescent­e gay en el delta del Danubio es golpeado brutalment­e por su sexualidad, y las consecuenc­ias de ello en su muy retrógrada sociedad actual.

Ciertament­e, la acción parecería situarse en el medioevo y no en pleno siglo XXI, pues Adrián (Ciprian Chiujdea), el joven protagonis­ta, no es sólo víctima de los golpeadore­s, sino también de sus padres, que lo amarran y llevan ante un sacerdote para exorcizarl­o, y de la policía, que intenta echarle tierra al asunto para evitar que trascienda y lesione los intereses del hombre influyente del pueblo. Lástima del estilo primitivo de Parvu, que lo filma todo desde un solo plano de formato ancho, donde acomoda como puede a los personajes que no paran de discutir. Así, el asunto se vuelve tedioso y chato.

X: @walyder

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