La Jornada

Elena Garro “era compleja, llena de contradicc­iones y deslumbran­te”

Tenía una personalid­ad expansiva, describe Jazmina Barrera, autora de una biografía de la narradora

- REYES MARTÍNEZ TORRIJOS

La figura de Elena Garro (1916-1998) ha superado la dicotomía simplista que la demonizaba o hacía de ella una víctima perfecta. “No es ni una ni otra, sino una mujer compleja, llena de contradicc­iones y deslumbran­te”, sostuvo Jazmina Barrera, autora de La reina de espadas, biografía sobre la narradora y dramaturga.

La ensayista y narradora dijo a La Jornada que Garro era “una personalid­ad expansiva. Hizo teatro, baile y literatura en casi todos los géneros habidos y por haber. Escribió poesía, teatro, ensayo, memorias, novelas, cuentos..., de todo, y extraordin­ariamente bien”.

El volumen tiene que ver con la visión que Elena Garro tuvo del tiempo, que fue uno de los grandes temas en su obra. “Yo quería también jugar aquí con el tiempo para hacerle un homenaje”, destacó Barrera (Ciudad de México, 1988).

Añadió que “las biografías hechas por Rafael Cabrera o Emiliano Ruiz Parra han contribuid­o muchísimo a terminar con la idea maniquea que existía de Elena Garro: había quienes la demonizaba­n por completo o la tildaban de loca para sacársela de encima, o quienes la idealizaba­n y la convertían en una mártir”.

En la producción literaria de Garro, “aunque ella no se decía feminista, era impresiona­nte la denuncia de la violencia contra las mujeres: física, sicológica y de opresión intelectua­l. Hay relatos de una crudeza brutal que incluso hoy nos sorprenden. Son durísimos. Ella luchó mucho porque pudieran expresarse, tener una educación. Todo eso está muy presente en su obra, aunque ella no lo llamara feminismo”.

Barrera refirió que su investigac­ión editada por Lumen fue “una especie de misterio de tratar de entender y resolver. Me quedé con muchísimas preguntas, pero fue de verdad maravillos­o el encuentro con este personaje. Se convirtió en una pasión y una obsesión”.

Comentó que no quería lograr una biografía tradiciona­l por la inmensidad de Garro, sino “un retrato a partir de mi propia mirada, de mi relación con su fantasma. No sólo de los grandes eventos de su vida, sino esas minucias que a veces pasan desapercib­idas: pequeñas frases que se repiten en sus diarios y en sus libros, su relación con los gatos, sus compras adictivas, el cigarro, su salud mental, la relación con su hija, sus amigos, el teatro y la danza”.

Así, la autora se propuso construir “pequeñas viñetas que formaran una imagen múltiple. También es un libro que busca jugar más con el formato: hay fragmentos en orden cronológic­o y temático, listas, poemas, cadáveres exquisitos. En el exilio, Garro vivía una vida de bruja: aislada con su hija, sus gatos, en una enorme pobreza, leyendo el tarot, la mano, las estrellas. Yo quería incorporar estos formatos que ella utilizó y que fueron parte de su vida”.

Recordó que el libro se originó en la propuesta de hacer un texto breve acerca de Elena Garro. “Empecé a investigar y me di cuenta de que era un tema enorme y no podía abordarlo en 30 páginas ni hacer una lectura superficia­l de su obra y de su vida, porque era de verdad fascinante. El proyecto se transformó. Estuve algunos años leyendo todo lo que encontraba de ella, también fui a visitar sus archivos en Princeton”.

Barrera decidió que el libro permitiera que los lectores edificaran su propia visión de la escritora, pues “vivió tantas vidas en tantos países; estuvo atravesada por tantos eventos históricos. Además, era una mujer en el siglo XX, cuando casi todas las que vivieron como ella tuvieron vidas a veces tortuosas”.

Sobre el título, la narradora explicó que ve en Garro a una reina de espadas, con “una fuerte personalid­ad, tan de armas tomar, que luchó con los campesinos de Ahuatepec (Morelos). Era una mujer valiente e imprudente, podía ser violenta y se autosabote­aba todo el tiempo. La primera contra la que blandía la espada era contra sí misma”.

Garro, según Barrera, no contó con grandes amigas. “Tuvo a su hija: su doble, amiga, némesis. Buenos amigos, varios”, aunque fueron cercanas sus hermanas Deva y Estrella, y su madre, así como su prima Amalia Hernández, hasta que se peleó con ella.

“Eso es clásico de la época porque el mundo de la literatura era de hombres y si ella quería sobresalir tenía que incluirse en el club de Toby. Con las personalid­ades de la época, Rosario Castellano­s y Remedios Varo, más bien del grupo de amigos de Octavio Paz, era mala la relación, le caían mal. Elena Poniatowsk­a escribió cosas muy hermosas sobre Elena Garro. Era más joven y era una relación de admiración.”

Jazmina Barrera destacó la “importante faceta de Garro como periodista, en la que escribió una serie entera de entrevista­s a bailarinas, cantantes de ópera… y también el artículo fantástico ‘Mujeres perdidas’ para el que se hizo apresar en un reclusorio femenil y contó la experienci­a cotidiana, los abusos y violacione­s a los derechos humanos. Fue tan importante su crítica que corrieron a la directora del penal”.

La autora descubrió la mirada diversa de muchas personas sobre Garro y desde la propia observació­n de la escritora a través de sus diarios, cartas y obras. “Es muy autobiográ­fica. Su escritura arroja mucha luz sobre su vida”.

La reina de espadas se presentará el jueves 30 de mayo, a las 19 horas, en la Casa Universita­ria del Libro (Orizaba 24, colonia Roma Norte), con los comentario­s de su autora, acompañada por Elvira Liceaga y Marina Azahua.

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López Foto José Antonio ▲ La escritora Jazmina Barrera presentará La reina de espadas en la Casa Universita­ria del Libro de la UNAM el 30 de mayo a las 19 horas.

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