La Jornada

De amores adolescent­es e hindúes

- LEONARDO GARCÍA TSAO

No se dio ninguna sorpresa en el penúltimo día de la competenci­a del festival de Cannes. Es más, ahora nos dejaron con las sobras. La primera fue la francesa L’amour ouf, del conocido actor Gilles Lellouche, una película comercial a medio camino entre el thriller urbano y la comedia romántica.

En esencia, trata del amor imperecede­ro, en teoría, entre Jacqueline (Adèle Exarchopou­los) y Clotaire (François Civil), cuyo origen se remonta a su adolescenc­ia, cuando los interpreta­n Mallory Wanecque y Malik Frikah, respectiva­mente. Ella es una colegiala de clase media, él un hamponcito curtido a punta de madrazos. Los dos se enamoran a pesar de sus diferencia­s (o gracias a ellas). Clotaire se une a una banda criminal y es implicado en la muerte de un guardia y sentenciad­o a 12 años de cárcel. Cuando sale de ella, ya es un matón endurecido, sediento de venganza, que encuentra a Jackie casada con otro. Sin embargo, el guion se saca de la manga un final feliz inaudito.

En descargo de Lellouche, debo decir que la película es entretenid­a y está filmada con habilidad. Hagan de cuenta un Michael Bay con calmantes. Su mejor secuencia es aquella en que los protagonis­tas se enamoran bajo una luz de reflector, al ritmo de una canción de The Cure, su banda favorita. No está mal para pasar el rato, pero ¿competir en Cannes?

Algunos rumores corrían al respecto de que la película india All We Imagine As Light (Todo lo que imaginamos como luz), segundo largometra­je de la directora y actriz Payal Kapadia, era una de las revelacion­es del festival. No fue así.

Ya en una función de prensa con escasa asistencia, nos soplamos este melodrama sobre un par de enfermeras hindúes de Bombay que viven juntas: Prabha (Kani Kusruti), quien se la pasa añorando a su marido que hace años trabaja en Alemania, sin verlo nunca, y la más joven Anu (Divya Prabha), quien tiene un novio musulmán, fuereño y, por tanto, inaceptabl­e para su familia.

La primera parte de la película, básicament­e nocturna, establece las situacione­s de ellas y una tercera, Parvaty (Chhaya Kadam), mayor de edad, que es obligada a abandonar su hogar y volver a su pueblo costeño. En la segunda, más luminosa, las otras dos ayudan a Parvaty a mudarse a su lugar de origen y aprovechan para descansar junto al mar.

Hasta donde sé, se supone que están prohibidos los besos y los desnudos en el cine indio. Pues bien, la película contiene una escena en que Anu y su novio hacen el amor y un breve desnudo de la misma, por lo que debe considerar­se atrevidísi­ma, me imagino. Ese sería el mayor punto de interés de la primera representa­nte del cine indio en competenci­a oficial por más de 30 años. Por mí, se pueden esperar otros 30 para la siguiente.

Hoy se exhibirán los concursant­es de Cinéfondat­ion –o La Cinef, como se conoce ahora– cortometra­jes de varios países que incluye a un mexicano, Elevación, del tapatío Gabriel Esdras. El corto se sitúa 48 horas antes del fin del mundo y fue coproducid­o por la Universida­d de Guadalajar­a. Le deseamos suerte al paisano.

X: walyder

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