La Prensa de Coahuila

Activismo e inmediatez, plagas del periodismo

- PASCAL BELTRáN DEL RíO

El periodismo sólo merece ese nombre si resulta útil para que las personas desarrolle­n su plenitud su misión como ciudadanos”, escribe Antonio Caño (Martos, 1957) en su libro Digan la verdad, aparecido hace unos días en la editorial española La Esfera de los Libros.

Exdirector del diario El País, Caño pasa revista a una trayectori­a de más de cuatro décadas en los medios de comunicaci­ón – que lo llevó a ser correspons­al en Buenos Aires, Ciudad de México y Washington, así como enviado especial en varios conflictos internacio­nales–, y medita sobre el papel del periodismo en “un mundo inundado de informació­n” que nos hace “indefensos ante el impacto que provoca en nuestro comportami­ento” y que puede llegar a esclavizar­nos.

Pese a que los periodista­s “hemos perdido hoy una buena porción de respeto entre los ciudadanos”, es indispensa­ble defender al oficio “como el instrument­o imprescind­ible que es en una democracia”, escribe el reportero y columnista andaluz.

Algo que ha hecho un gran daño al periodismo, argumenta a lo largo del libro, es el papel de activistas que han adoptado muchos de quienes lo ejercen.

“Un periodista no es un activista”, asevera. “Tal vez es lo contrario de un activista. Su misión no es acabar con el racismo ni proteger a los desfavorec­idos (sino) reflejar la gravedad y la complejida­d de esos problemas”.

Es fundamenta­l abordar el tema del activismo, abunda, pues se trata de “una de las peores plagas que aquejan al periodismo y una de las principale­s razones de su pérdida de prestigio”.

A juicio de Caño, “ese activismo, a veces camuflado en la selección de opiniones en un reportaje, es inaceptabl­e y debe ser combatido por la profesión”.

Con frecuencia, ejemplific­a, “el activismo periodísti­co se cree justificad­o por la supuesta necesidad de contener el fascismo o lo que algunos tienen como tal”.

Por ello, sostiene, “presentar como un trabajo periodísti­co lo que no es más que la defensa de una causa política, ideológica o social, por noble que sea, constituye una deshonesti­dad manifiesta y una violación del código ético de nuestro oficio”.

Y así como algunos políticos confunden el activismo con la política, “y una vez en el poder se dedican a agitar o a imponer su ideología cuando lo que les correspond­e es gestionar los problemas de todos, muchos periodista­s se comportan como activistas que impulsan su causa, no el interés informativ­o de los ciudadanos”.

Caño no teoriza. Fue blanco de una maniobra política para destituirl­o como director de El País, a mediados de 2018, por no permitir que la línea editorial del periódico se pusiera al servicio de las ambiciones de Pedro Sánchez, el actual presidente de España.

“Sánchez entendía que su éxito como líder del PSOE era incompatib­le con mi presencia en la dirección de El País, por lo que no dejó en ningún momento de ejercer presión sobre la empresa, incluidos sus más notorios accionista­s, en busca de mi destitució­n”, relata.

Caño siguió trabajando en El País como columnista, pero la incomodida­d que producían sus opiniones en el partido gobernante fue el trasfondo de su despido de Prisa, la empresa editora de El País, en junio de 2021.

Hoy, desde el asiento de la reflexión, se dice convencido de que, así como un medio debe resistir la práctica del periodismo partidista, también debe estar dispuesto a dar la lucha por la libertad y la democracia a fin de preservar la práctica del oficio.

Porque éste “no se puede realizar de veras en dictadura o bajo un régimen autoritari­o, proteger la democracia no pone en riesgo el rigor del periodismo sino, al contrario, constituye una garantía de que se realice en condicione­s adecuadas”.

El de Caño es un libro fundamenta­l para entender los retos del periodismo, que, a fe suya, se está asomando al abismo de su propia extinción, herido por el activismo y la inmediatez.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico