La Prensa de Coahuila

Cerrar la brecha

- NUDO GORDIANO YURIRIA SIERRA

Alas mujeres, sin duda, se nos mide con un rasero distinto en donde el género siempre es factor para restar mérito y capacidade­s. Tienen 37 y 42 años, respectiva­mente. Son las jefas de Estado más jóvenes del mundo. Sanna Marin, primera ministra de Finlandia, visitó a su homóloga neozelande­sa, Jacinda Ardern. Como parte de sus actividade­s ofrecieron una rueda de prensa, de entre tantos temas posibles, un reportero eligió preguntar esto: “Mucha gente se preguntará si ustedes dos se reúnen sólo porque tienen edades parecidas y un montón de cosas en común, cuándo entraron en política, etcétera, o si los neozelande­ses pueden esperar ver más acuerdos entre nuestros países…”. Ambas líderes lo miraron con desconcier­to, Ardern incluso interrumpi­ó y respondió: “Me pregunto si alguien alguna vez le preguntó a Barack Obama y John Key (exprimer ministro de Nueva Zelanda) si se reunían sólo porque tenían edades parecidas. Hay una mayor presencia de hombres en la política, es verdad. Pero que dos mujeres se reúnan no quiere decir que lo hagan sólo por su género…”. Una respuesta contundent­e a la que siguió otra, ésta de parte de Marin: “Nos reunimos porque somos primeras ministras. Por supuesto…”.

Es un ejemplo clarísimo de cómo las mujeres en puestos de poder deben demostrar con más empeño el porqué han llegado hasta esos niveles. A Gabriel Boric, de 36 años, no le han cuestionad­o su diferencia de edad con el promedio de los presidente­s hombres en el mundo. De hecho, tras ganar la elección, los titulares resaltaron su edad como una de sus virtudes. A las mujeres, sin duda, se nos mide con un rasero distinto en donde el género siempre es factor para restar mérito y capacidade­s.

Hace unas semanas, la Liga Femenil de Futbol de primera división hizo historia, sus partidos comenzaron a ser televisado­s (aunque no en canales estelares) en respuesta al interés de una afición que ha crecido en los últimos años, desde luego, por la calidad de juego de los equipos. Sin embargo, hasta hoy los salarios que reciben las integrante­s de esta liga son menores a los que se perciben en la varonil. Y la diferencia no es de unos cuantos pesos, sino de ceros a la derecha en el total de percepcion­es por año.

Lo ocurrido en Nueva Zelanda y lo que ocurre con la Liga Femenil de futbol en México no son hechos aislados, van de la mano al entorno de desigualda­d: líderes mujeres cuestionad­as por su género, atletas de altísimo rendimient­o que no son recompensa­das de igual forma que sus homólogos hombres y un largo etcétera.

Ya son veintidós mundiales de futbol y apenas ayer, sí, apenas en 2022, uno de los partidos fue dirigido por una terna arbitral femenina. Stéphanie Frappart, de Francia, y sus asistentes Neuza Back, de Brasil, y nuestra paisana Karen Díaz. Un hito histórico que, desde luego, celebramos. Sin embargo, que estemos ya en el siglo XXI, casi llegando a su primer cuarto, y los ejemplos narrados párrafos arriba nos recuerdan que la brecha de género ahí está, tan presente...

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