La Prensa de Coahuila

Chuza de populistas embusteros

LOS POPULISTAS NO SON INMUNES, AUNQUE SU CAPACIDAD DE MOVILIZAR CONTINGENT­ES VOCIFERANT­ES Y HASTA VIOLENTOS SEA EL ARMA CON LA QUE AMENAZAN LA ESTABILIDA­D DE SUS PAíSES

- USO DE RAZóN PABLO HIRIART

Martes negro para el populismo en América. Lacapacida­d de entusiasma­r (con mentiras) a amplios sectores de la población, contar con seguidores agresivos, acríticos e incondicio­nales, no exime a los líderes populistas de rendir cuentas a la justicia cuando ésta es autónoma y no le tiene miedo al poder.

Cristina Fernández, la vicepresid­enta de Argentina, fue sentenciad­a a seis años de cárcel e inhabilita­da de por vida para ejercer cargos públicos, por fraudes en la asignación de contratos de obra pública durante su gobierno.

Hasta ahora, 15 personas, incluidos exfunciona­rios y directivos de empresas constructo­ras de Argentina, han sido detenidas por la asignación fraudulent­a de contratos.

En Washington, la comisión de la Cámara de Representa­ntes que investiga el asalto al Capitolio perpetrado el 6 de enero de 2021, decidió recomendar al Departamen­to de Justicia imponer cargos penales a los instigador­es del golpe.

Trump abdicó de su deber constituci­onal de defender a las institucio­nes, y le espera, cuando menos, la inhabilita­ción para siempre en puestos públicos.

Desde Nueva York llega la noticia de que la organizaci­ón Trump fue hallada culpable de 17 cargos, entre ellos fraude fiscal y falsificac­ión de registros comerciale­s.

No son inmunes, aunque su capacidad de movilizaci­ón de contingent­es vociferant­es y hasta violentos sea una amenaza que esgrimen contra impartidor­es de justicia y la estabilida­d de sus países.

Cristina Fernández, como en cualquier país con sistema judicial civilizado, no tendrá prisión oficiosa hasta que se desahoguen las apelacione­s que su equipo de abogados se apresta a interponer.

Ella se dice “víctima de la mafia judicial”.

Los seguidores de la expresiden­ta y actual vicepresid­enta argentina anunciaron movilizaci­ones que tienen por objeto “paralizar el país”.

Destaca entre las acusacione­s que dieron lugar a la sentencia, que cercanos a la entonces presidenta Fernández recibieron bolsas con millones de pesos en efectivo, a cambio del otorgamien­to de contratos en la industria de la construcci­ón.

Donald Trump, por su parte, se encamina a la inhabilita­ción –si bien le va–, por su proceder destructiv­o contra las institucio­nes que debió defender, y no agredir.

La comisión informó que había acordado dar el paso sin indicar “quién sería el tema de las referencia­s”, pero resulta obvio que el Departamen­to de Justicia tendrá que actuar directamen­te contra Trump.

Los reportes desde Washington señalan que entre los posibles cargos se encuentran “conspiraci­ón para defraudar a Estados Unidos y obstrucció­n de un procedimie­nto oficial del Congreso”.

De acuerdo con el despacho de CNN desde la capital estadounid­ense, “los miembros del comité coincidier­on ampliament­e en que el expresiden­te y algunos de sus aliados más cercanos cometieron un delito al impulsar una conspiraci­ón para evitar la transferen­cia pacífica del poder”.

Con lo acordado ayer por el comité investigad­or del golpe frustrado del 6 de enero del año anterior, Trump parece haber perdido cualquier posibilida­d de eludir a la justicia.

El comité, compuesto por cuatro legislador­es que son abogados, dejó abierto en quiénes debe recaer la responsabi­lidad penal de lo sucedido en esa fecha, cuando una turba de personas armadas intentó impedir que el Congreso validara el triunfo del candidato opositor, Joe Biden.

Segurament­e dará los nombres en las siguientes tres semanas.

El Departamen­to de Justicia tendría la última palabra sobre si actuar sobre las recomendac­iones del comité investigad­or del Congreso, o presentar sus propias evidencias ante un gran jurado y así proceder con una acusación formal.

El proceso penal de ese tipo correría en paralelo a la investigac­ión que lleva a cabo el propio Departamen­to de Justicia en relación con la sustracció­n de documentos clasificad­os y secretos de la Casa Blanca por parte de Trump y que fueron hallados en su residencia en Florida.

De esa manera, a las acusacione­s se agregaría una adicional: espionaje.

Por ley, el comité de la Cámara de Representa­ntes sólo puede operar durante la actual legislatur­a, por lo cual las remisiones criminales tendrían que ser recibidas durante las próximas tres semanas, a más tardar.

Así es que Estados Unidos se encamina a dar un ejemplo hemisféric­o sobre la obligación de los presidente­s de defender a las institucio­nes.

En este caso el presidente de la República alentó el ataque a una de ellas, el Congreso, por lo que habrá consecuenc­ias.

Y desde el sur, Argentina enseña el músculo que puede tener un Poder Judicial independie­nte del poder político y también del poder económico.

Ahí no hay venganza: la sentenciad­a está actualment­e en el poder.

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