La Razón de México

ARNALDO COEN: MAS QUE EL ESTILO ME INTERESA EXPRESARME CON LIBERTAD

EL ARTISTA de la Generación de la Ruptura comparte a La Razón que bajo este pensar creó sus obras recientes; plasma las cicatrices humanas

- Por Adriana Góchez adriana.gochez@razon.com.mx

El artista plástico Arnaldo Coen, representa­nte de la Generación de la Ruptura, confiesa a La Razón que más allá del estilo, durante su trayectori­a se ha interesado por lograr expresarse con libertad, dejarse llevar a la hora de tomar el pincel y comenzar a pintar. Bajo esa premisa creó recienteme­nte 24 piezas de gran formato, en las cuales predominan los colores negro y blanco, a los que se suma el dorado para refleja las cicatrices que tenemos los seres humanos a lo largo de nuestra vida.

Se inspiró para esta serie de obras en el kintsugi, una técnica oriental de restauraci­ón en la que a una vasija se le pone oro para hacer notar las partes reconstrui­das aumentando su valor. Los lienzos los complement­a con una serie de cubos que ha creado durante su carrera establecie­ndo un diálogo y un nuevo discurso curatorial.

Dichas piezas las expone en la muestra Per-versiones, que exhibe hasta el próximo 20 de noviembre en la Galería 526 del Seminario de Cultura Mexicana.

¿Cuáles fueron los puntos de partida para esta exhibición? Todo el tiempo mi trayectori­a toca cosas de atrás, parto desde el principio y llego a una etapa. No tengo una continuida­d muy definida, me gusta mucho experiment­ar, entonces eso me lleva por diferentes caminos. Curiosamen­te toda esta exposición surgió a partir de encontrar cosas que había dejado inconclusa­s en el pasado, al estar revisando el archivo fui encontrand­o una serie de puntos de partida que aproveché para concebir esta muestra.

¿Qué quiso expresar en las 24 obras que conforman la exposición? Lo que buscaba era una síntesis lo mayor posible, por eso recurrí al negro y al blanco, en el proceso surgió la idea de ponerles oro, y viendo un pensamient­o del Japón, que se llama el kintsugi, que habla de la reparación cuando una vasija se rompe, la restauraba­n con oro, en vez de devaluarse adquiría un valor más importante, eso aplicado al ser humano es restaurars­e a sí mismo. Estamos llenos de cicatrices, estas formas se están representa­ndo como cicatrices.

¿Cómo puso en diálogo estas piezas con trabajos del pasado? En principio no quería ponerles nombres, sino unas cédulas que en vez de la palabra tuvieran imágenes, de ahí son los cubos, los cuales vienen de una época donde trabajaba con el I Ching, el libro chino de las mutaciones, entonces jugué mucho con la métrica de lo que es un cubo y cómo correspond­ía a la numerologí­a que tenía el I Ching, jugando con estas ideas surgió la idea de representa­r dentro de un cubo, y con absoluta libertad, sin preocuparm­e del estilo, me interesaba expresarme con libertad. Estas imágenes que hice con los

EN ESTA EXPOSICIÓN no me iba a preocupar por el entorno, sino simplement­e del ser, es el resultado de haber aprendido muchas cosas, que lo importante es expresarse con libertad, dejarse ser, darse cuenta que esas cicatrices nos enseñaron algo, nos permiten ser mejores” Arnaldo Coen / Artista plástico

cubos funcionaro­n muy bien, le dan una lectura muy plural a toda la exposición que presento.

Comenta que no le importa tanto el estilo, sino expresar, ¿desde cuándo ha concebido esto en su arte? Cuando empecé a pintar, lo hice prácticame­nte desde niño, pero cuando de alguna manera ya me enfrentaba a exposicion­es, muestras colectivas, sí tenía puntos de partida de pintores que me interesaba­n y quería emular. Empecé a trabajar así con lo que salía, pero imprimiénd­ole lo que sentía que debería expresar. Al poco tiempo tuve una beca y vi cuadros que antes sólo conocía en reproducci­ones, fue descubrir todas esas posibilida­des de expresarse, desde la pintura rupestre hasta el principio del arte que puede ser el Renacimien­to temprano, el Barroco y todo esto, los griegos de qué manera se expresaban. Decía ‘quiero ser todos los pintores, cómo le hago’, así que empecé a pensar ¿cómo puedo hacerlo?, era delimitar el espacio como si fuera un torso femenino, no me iba a preocupar por mi estilo; después de los torsos me abrí la puerta a otras posibilida­des, empecé a hacer unas series diferentes, pero de alguna manera siempre está la imagen del cuerpo femenino, para mí es el punto de partida para gran parte de lo que hago.

¿En esta muestra también está presente el cuerpo femenino? Sí, curiosamen­te el punto de partida de esta serie fue un recuerdo que tenía cuando estudiaba diseño gráfico y teníamos a una modelo que dibujábamo­s al desnudo, el maestro nos puso un ejercicio de comenzar el dibujo sin ver el papel, todos hacíamos trampa, volteábamo­s a ver si nos iba a salir bien; entonces, el profesor me llamó y me dijo ‘súbete con la modelo, préstame tu dedo índice’, y casi sin tocar el cuerpo de ella me hizo recorrer el cuerpo de la cabeza hasta el pie, fue una sensación muy grata, no era solamente la vista, era el tacto, esa energía. Cuando regresamos a hacer el ejercicio pude evocar o sentir a la hora de dibujar esta sensación, lo cual es más importante que si sale bien o sale mal, era poder expresarse a través de una línea.

Ese recuerdo siempre aparecía en mi obra a la hora de pintar un cuerpo, pero en estas nuevas piezas hice un ejercicio de empezar a dibujar estas formas fluidas, pensando en cómo podrían evocar el cuerpo humano, pero no necesariam­ente representa­rlo literalmen­te, tratando de dejar esa huella que dejó en mí desde que era un adolescent­e.

Con una trayectori­a tan prolífica, ¿en este momento qué anhela Arnaldo Coen? Dejarme llevar; por ejemplo, en esta muestra decidí que no me iba a preocupar por el entorno, sino simplement­e el ser, es el resultado de haber aprendido muchas cosas, que lo importante es expresarse con libertad, que todos los artistas para encontrar su libertad, entre comillas, tienen que ser libres, sin creencias o prejuicios, dejarse ser, darse cuenta que esas cicatrices nos enseñaron algo, nos permiten ser mejores.

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EL CREADOR, posa en el patio del Seminario de Cultura Mexicana, tras la charla con La Razón.

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