Gestación subrogada, mercado en ascenso
EL PAGO POR EL ALQUILER de vientres va desde los 250 mil hasta los 400 mil pesos; se transgreden los derechos de las mujeres y de las y los menores, aseguran especialistas
Aunque no está regulada a nivel nacional, pues hacerlo sólo ha quedado en una intención marginal en el Congreso de la Unión, la gestación subrogada es una práctica que echó raíces en México y atrae no sólo a mexicanos, sino también a extranjeros dispuestos a gastar hasta cerca de dos millones de pesos en esta forma que algunos especialistas definen como “mercantilización” del cuerpo, la vida y la transgresión a los derechos de mujeres y niñas y niños.
DESDE 2007, la ALDF y el Congreso de Coahuila aprobaron leyes que permitieron la celebración de sociedades de convivencia entre homosexuales para establecer un hogar.
A pesar de lo controversial que resulta y la falta de un marco regulatorio, el alquiler de vientres logra su promoción abierta en el país, preponderantemente en redes sociales, donde agencias publican ofertas de empleo en busca de mujeres “realmente comprometidas”, “sanas”, jóvenes, que ya hayan sido madres y a quienes se les ofrece no un “salario”, sino “una compensación por su noble labor” para ayudar a otras personas a “cumplir un sueño”.
El pago a quienes acceden va desde los 250 mil hasta los 400 mil pesos, con un bono de cinco mil si se logra en el primer intento; la cifra exacta depende de si el procedimiento deriva en sólo un producto o si se logra un embarazo gemelar.
Pero esto es apenas una parte de lo que este “negocio” genera, pues el estimado que agencias consultadas por La Razón hacen de todo el proceso va de los 850 mil al millón 900 mil pesos, ya que además se costea el procedimiento para conseguir el embarazo, las consultas, la manutención de la persona gestante y los abogados que hagan posible que los “arrendadores” queden como los tutores legales del bebé,