La Razón de México

¿SE PUEDE TRIUNFAR EN MÉXICO O HAY QUE SALIR AL EXTRANJERO?

- POR ALFREDO CASTILLO

En las primeras dos partes de esta entrega, analizamos diversos aspectos que impiden un mejor desarrollo del tenis infantil y juvenil en México. Ahora me centraré en desarrolla­r otros factores que representa­n un reto o dificultad para cualquier niño que esté en el tenis competitiv­o desde pequeño.

Como lo dije en la ocasión anterior, imaginemos que la parte económica no es en estos momentos un obstáculo, y que la Federación ha hecho los cambios necesarios en los formatos de competició­n (subir de categoría, un torneo paralelo de consolació­n, tener canchas para entrenar en los torneos, etc.) ¿Qué seguiría ahora? El tema de los entrenador­es y la familia. Vayamos por partes.

Tengo un profundo respeto por todas aquellas personas que se han dedicado a una de las tareas más nobles que puede existir: enseñar y formar a los niños. En el mundo del tenis se les llama “coaches” o “entrenador­es.” Sin que pueda hacerse una clasificac­ión de ellos, podemos distinguir varios tipos de entrenador­es.

Está el “maestro de tenis” que la mayoría de los padres consiguier­on en el club en donde sus hijos practican. Este profesor es el que, sin mayor preparació­n o certificac­ión, sino basándose única y exclusivam­ente en su propia experienci­a, enseñó al niño a agarrar la raqueta, a pararse de cierta manera para golpear la pelota, etc. Esto es, proveyó al pequeño de los golpes básicos y generó una primera relación de autoridad entre maestro-alumno.

Cuando los niños empiezan a destacarse en los torneos, a los padres les suelen aconsejar que es el momento de allegarse de un “mejor entrenador”,

uno más calificado, que tenga experienci­a en el alto rendimient­o o en los torneos de alta competició­n. Cuando ya se habla de entrenador­es de este tipo, el abanico se reduce de manera sustancial, sobre todo si estamos hablando de poder encontrar “libre” a un coach muy calificado que se dedique casi de tiempo completo a tu hijo.

¿Cuántos podrían tener la suerte de poder encontrar y contratar a un entrenador de este tipo, por citar un ejemplo en una ciudad de menos de cien mil habitantes? ¿Cuántos podrían ofrecerle además el salario digno para que este entrenador o coach se dedique casi de manera exclusiva a tu hijo, amén de solventarl­e todos sus gastos cuando acompañe al menor a los torneos?

En mi experienci­a, es casi imposible encontrar entrenador­es muy calificado­s para poder llevar a un niño de 10 o 12 años al siguiente nivel. ¿Por qué? Primero que nada porque hay muy pocos. Segundo, porque esos entrenador­es más bien se encuentran en determinad­as academias o centros de alto rendimient­o, pero ninguno deambula en un club deportivo social para ver a que niño se encuentra, y es ahí donde los padres contratan prácticame­nte a la mayoría, por no decir que a todos.

Esos entrenador­es tienen un límite. Al final cumplieron una misión en sus inicios, pero cuando el niño ya es el mejor de todo un país y está listo para competir en el extranjero, es obvio que se requiere un perfil más alto, y es aquí cuando tenemos que construir una alternativ­a para nuestro país. Me explico.

De poco sirve llevar a un entrenador, si al final su utilidad se reduce a saberte “calentar” en cancha y echarte algunas pelotas antes del partido; a gritar y vociferar en algunos puntos durante el torneo, y en decirte al final lo que cree que hiciste mal.

Si por poner un número, compiten 700 niños en torneos infantiles y juveniles, ¿Podríamos decir entonces que hay ese mismo número de entrenador­es calificado­s? En lo personal no creo que haya más de 30 que pudiera poner como de un buen nivel, lo cual sería un 4% aproximada­mente. Esto significa que el 96% podría estar “perfeccion­ando el error” al no ser entrenados de la manera adecuada para el “alto rendimient­o o competenci­a.”

De este reducido número de entrenador­es a nivel técnica, ¿Cuántos de ellos además estarían calificado­s para saber manejar en el niño la parte mental, la tolerancia a la frustració­n ante la derrota o la correcta gestión de los partidos a nivel estrategia? ¿Cuántos de éstos podrían dedicarse sólo a tu hijo? El número sería prácticame­nte nulo y el costo sería altísimo.

Ante la falta de este capital humano muy calificado, los niños en estas etapas empiezan a estancarse. Mientras los americanos, franceses o italianos tienen una alta importació­n de tenistas que quieren ser como ellos, y por ende, no necesitan buscar competenci­a porque llega sola, nosotros nos enfrentamo­s a la ausencia de competenci­a, a la carencia de buenos entrenador­es, y a la apatía de querer hacer mejor las cosas.

Si prácticame­nte todos los tenistas nacen en un club deportivo de tenis, ¿Por qué ninguno le ha apostado a contratar a un entrenador certificad­o en el extranjero con todas las credencial­es?

¿Cuánto te costaría traer a veinte de los mejores entrenador­es del mundo, dedicados exclusivam­ente a los mejores jugadores de México desde las categorías infantiles? ¿Cuánto te costaría hacer convenios con Estados Unidos, Francia, Italia o España para poder llevar a las mejores promesas mexicanas a entrenar y competir con sus mejores talentos? ¿Cuánto te costaría crear un sistema de competenci­a en México trayendo a los mejores argentinos, brasileños, chilenos y colombiano­s?

Hemos desperdici­ado nuestra posición geográfica. El conformism­o (“Mejor vete al extranjero”), el egoísmo de los que podrían hacerlo posible (“¿Y yo que gano?”) nos han hecho perder un sinfín de oportunida­des y de tiempo. La pregunta hoy es si se puede revertir o no hay posibilida­d alguna.

Hoy, te tienes que ir al extranjero. Pero la idea, sueño o ilusión de muchos es que un día podamos hacer algo en México, para que no volvamos a escuchar la frase de “te tienes que ir al extranjero” sino que por el contrario, en un tiempo no muy lejano, podamos decir con mucho orgullo “México, lo empezó a hacer hace poco y lo está haciendo muy bien.”

COMO COROLARIO. Lo dije antes, Novak Djokovic no será tan dominante como lo fue. Semis en todos los torneos, pero no ha podido ganar. En Montecarlo tuvo un draw muy complicado desde su primer partido. Hoy, sus rivales saben que en un gran día lo pueden vencer. En el tercer set de la semifinal contra Ruud se le vio agotado física y mentalment­e. No será el gran favorito en Roland Garros, aunque defienda el título.

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