Frida Sofía
El19 de septiembre -como hace 32 años- será recordado como una de las peores tragedias de México. La tragedia, además de desolación, trajo unidad, espontaneidad y lucha.
México a partir de ahora ya no es el mismo, la gente es distinta, piensa diferente y quiere algo nuevo. En el terremoto brotaron corruptelas de edificios relativamente nuevos, que cayeron sin permisos que garantizaran su resistencia. Que de nuevo desafortunadamente los gobernantes son mal ejemplo y la sociedad, la corrupción es una realidad en todas partes.
Muchas lecciones y vivencias. Me hizo recordar el del 85 por varias razones: Un EPN, era un estudiante de tercer semestre como yo de la UP, estábamos en un examen de Derecho Civil II y ahora él encabezando la contingencia, las críticas y rechazo a su gestión no en particular, sino la de toda en general. Pero particularmente la desgracia del Colegio Rébsamen donde murieron varios niños.
En el 85 el del Colegio Cultural donde murieron varias niñas. Recuerdo como ahora que un buen amigo Jorge pidió nuestra ayuda para ir a rescatar a su novia; la sacamos muerta, como a varias de sus compañeras, pero teníamos la esperanza de encontrar a otras con vida y sucedió. Y lo mismo pasaba en otros edificios: Los milagros de los bebés que después de seis días tenían vida.
Volvimos a vivir la desgracia, el miedo, la desesperación, pero sobre todo la unión y la esperanza.
En el Colegio Rébsamen surgió Frida Sofía, que más allá de su certeza y de quien la inventó, es la esperanza de encontrar a alguien vivo. Se los digo por experiencia: Cuando estás en esos momentos, se contagia una fuerza esperanzadora de encontrar a alguien con vida. Frida terminó siendo la perra rescatista.
Hace 32 años nos enteremos de la desgracia por radio y no lo creía hasta que iban a verlo. Ahora inmediatamente en el momento, en las redes sociales fuimos testigos de cómo caían los edificios y de cómo rescataban a personas. Vivimos la pasión y esfuerzo de mexicanos y extranjeros que intentaban encontrar a alguien con vida, que removían escombros con sus manos y se organizaban espontáneamente para ayudar de diferentes formas.
Me dio mucho gusto, como hace 32 años ver a mi preparatoria, el CUM y a mis compañeros y ahora a sus hijos, ayudar en el rescate. Lamento también la muerte de alguno de ellos. Ahora viene el tiempo de reconstruir, de alzarnos con la frente en alto, donde la clase gobernante ha sido rebasada ante su incapacidad de acercarse a la gente y de responder a sus necesidades y de generar corrupción.
México está resurgiendo de sus cenizas para proyectarse como lo que debe de ser, como ahora es ejemplo de unión, fuerza y valentía. En la desgracia tenemos una capacidad de entrega como ninguno. Tenemos una oportunidad generacional para iniciar los cambios que el país necesita. No dejemos pasarla y hagamos la diferencia.
Cuando estás en esos momentos, se contagia una fuerza esperanzadora de encontrar a alguien con vida…