La Voz de la Frontera

Autodefens­as con miedo a represalia­s

Los integrante­s de esta agrupación viven con temor de que los malhechore­s, en son de venganza, puedan lastimarlo­s a ellos o a sus familias.

- DULCE MARÍA DÍAZ

Después de que residentes del ejido Lázaro Cárdenas se unieron en un grupo de autodefens­a y fueran acusados por la muerte de un presunto ladrón, los integrante­s de esta agrupación viven con temor de ser sorprendid­os de nueva cuenta por estos malhechore­s, que en son de venganza, puedan lastimarlo­s a ellos o a sus familias.

Benjamín Herrera, agricultor del citado ejido, comentó que este grupo no tuvo otra finalidad más que la de defender sus tierras de hombres sin oficio ni beneficios que se robaban el fruto de su trabajo y de pasada artículos varios de sus viviendas.

“Nos unimos porque había, hay muchos robos y la gente está enfadada, tanto esfuerzo que hace uno para producir para que vengan y te roben y no es una docena, vienen con costales, con pick up a llevarse lo que uno siembra.

“Era un movimiento pacífico”, señaló Herrera, pero la noche del 26 de abril dejó de serlo cuando varios de los integrante­s de este grupo, al calor de la furia golpearon al grado de provocarle la muerte a José “N”, uno de los supuestos ladrones que a pesar de sus múltiples fechorías siempre estaba en libertad.

Por esos hechos detuvieron a Antonio “N”, Jaime “N”, Salvador “N” y Andrés “N”, quienes el pasado 26 de julio fueron vinculados a proceso por esta causa.

“Esa noche eran 15 carros, de acuerdo al expediente, era mucha gente la que estaba en ese lugar y solo porque el hermano del fallecido conocía mi nombre y el de los otros que están en prisión, por eso los encarcelar­on, cuando muchos de ellos y yo,

BENJAMÍN HERRERA, AGRICULTOR Aquí estamos todavía asustados todos, mientras no se apaga esto, yo no sé si van a venir por mí y la gente pues está asustada”

no nos encontrába­mos ahí”.

Esta situación molestó de gran manera a los residentes del ejido y los puso en alerta, ya que desde ese día esta agrupación, a pesar de haber logrado la baja en las incidencia­s de robo en la zona, temen ahora por su seguridad, ya que al verse involucrad­os en la muerte de un delincuent­e, temen que malhechore­s atenten contra ellos y sus familias como venganza por lo acontecido.

“Yo estoy amparado, porque dieron mi nombre y yo ni estaba ahí, gracias a Dios no me señaló como culpable de la muerte, si no, ahí estuviera en la cárcel; aquí estamos todavía asustados todos, mientras no se apaga esto, yo no sé si van a venir por mí y la gente pues está asustada”.

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