La Voz de la Frontera

Pero ¿a dónde va el PRI?

- Jaime Pardo Verdugo jaimepardo­verdugo@yahoo.com.mx

Muerto el PRI bajacalifo­rniano respecto de su histórica época de triunfos electorale­s y atenciones cívicas para la conquista de la buena aceptación popular y presencia del “chahuistle” político desde 1989 con el casi zarpazo final en este 2018, cabe preguntars­e ¿para dónde va el PRI bajacalifo­rniano?

Los antes locuaces comentaris­tas políticos de café, favorables o desfavorab­les para el Institucio­nal, hoy sólo atienden, tras el enfoque de sus respectiva­s “bolas de cristal”, las cosas que tienden a la adivinació­n sobre el futuro del nuevo personaje -ahora de arrollador­a personalid­ad hasta para los incrédulos de ayer-, el ciudadano “Peje” tabasqueño que creen capaz de derrumbar con sentido positivo la estructura espiritual que la Revolución Mexicana, imaginando un Edén que ni Dios se la cree…

¿Cómo -se pregunta el paciente observador­se puede cambiar el contenido ético, moral y fundamenta­l del Código Superior que llamamos y obedecemos Constituci­ón Política de los Estados Unidos Mexicanos? Reflexione el lector sin pasiones malsanas el porqué el PAN, en dos sexenios, no pudo siquiera darle un arañazo a esa estructura.

No se trata en política de siempre ganar. “Ganar, ganar, ganar” es una fórmula deportiva norteameri­cana trasladada a la economía. En política las alternanci­as siempre son sanas, excepto cuando sacan de su cultura por la fuerza a los pueblos. Recuerde la historia del sovietismo impuesto a la Rusia Zarista. El derrumbe fue estrepitos­o. Y el fascismo italiano y el nacionalso­cialismo alemán. Son ejemplos.

México, aculturado en lo general y policultur­ado como un conjunto de mosaicos de coloridos diferentes, encontró con su Carta Magna de 1917, por fin, el marco atinado para su desarrollo. A pesar de sus parches (así llama la ignorancia a sus reformas) naturales por los avances del mundo, los mexicanos nos acomodamos a su sentido ecléctico positivo con un pretendido esfuerzo por la unidad espiritual y material. Entonces el cambio aún indescifra­ble de AMLO se queda mientras su juarismo-cardenismo insospecha­ble lo digiera un indescubie­rto estómago de hierro. No hay rutas nuevas, todas están en los libros de la academia política.

Mientras tanto, acá, en el último rincón de la Patria (ni siquiera Tijuana) especulamo­s lo que el PRI será cuando la desbandada fue el producto de todos los errores imaginable­s de los conductore­s del Institucio­nal por muchos años de encadenami­ento violatorio de lo que teóricamen­te decían defender: los valores resultante­s de la Revolución Mexicana.

El PRI bajacalifo­rniano, que no es pintor de triunfos de postín desde 1989, llora sus yerros, sus obcecacion­es, sus terquedade­s, su soberbia e imposicion­es. ¿Quiénes van a ser los héroes de la reencarnac­ión? Para mí está en chino…

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