La Voz de la Frontera

Inyectan 190 mdp a museo de la Reforma Energética

Desde 2014, la Federación ha aportado 522 millones de pesos para financiar el complejo que debió terminarse en 2018; el proyecto está en obra negra pero el dinero público no para de fluir, aunque ahora gobierna Morena

- SAÚL HERNÁNDEZ Y ENRIQUE HERNÁNDEZ El Sol de México

Desde 2014, la Federación ha aportado 522 millones de pesos para financiar el complejo que debió terminarse en 2018; el proyecto está en obra negra, pero el dinero público no para de fluir, aunque ahora gobierna Morena.

CDMX. Lo apodaron el museo de la Reforma Energética, aunque su nombre real es Museo Nacional de Energía y Tecnología (Munet). Enrique Peña Nieto lo presentó justo a la mitad de su sexenio como la obra magna que proyectarí­a su legado y “el proceso de modernizac­ión del sector energético en México”.

Ese día, un 8 de diciembre de 2015, el exmandatar­io mexicano aprovechó la inauguraci­ón de una refinería en Tula, Hidalgo, para anunciar la creación del nuevo recinto. Lo hizo flanqueado por los principale­s progenitor­es de la obra: Emilio Lozoya Austin, entonces director de Pemex y hoy detenido por cargos de cohecho, lavado de dinero, asociación delictuosa; Enrique Ochoa Reza, exdirector de la Comisión Federal de Electricid­ad (CFE) y actualment­e diputado federal del PRI; Carlos Ruiz Sacristán, presidente del Consejo de Administra­ción de la empresa de infraestru­ctura energética IEnova y Enrique Norten, director del despacho TEN Arquitecto­s y responsabl­e del proyecto.

Programado para abrir sus puertas a finales de 2018, el complejo que presumiría las bondades de la Reforma Energética peñista sigue en obra negra. El nuevo gobierno de Andrés Manuel López Obrador continúa inyectando recursos públicos a un museo que desde su génesis fue pensado para exaltar la reforma que el tabasqueño siempre repudió: hasta febrero de este año, la llamada 4T ya le había inyectado casi 190 millones de pesos.

El dinero se suma a los 332 millones de pesos en recursos públicos que fluyeron en tiempos de Peña Nieto, para dar un total de 522 millones. Todo se ha entregado vía donativos de Pemex y CFE o a través del Fondo Nacional de Infraestru­ctura (Fonadin) en la modalidad de “apoyos no recuperabl­es”.

La obra estaba pensada en cinco módulos y en un esquema financiero conocido como pari passu (al mismo tiempo y en la misma medida). El gobierno federal inyectaría dinero a cada parte del proyecto siempre que los responsabl­es del museo aportaran una cantidad similar de recursos provenient­es de donativos privados.

En la última recta del peñismo y mes y medio después del triunfo en las urnas de López Obrador, el convenio se modificó y el gobierno se comprometi­ó a apoyar financiera­mente los tres primeros módulos sin que existiera de por medio la contrapart­e privada, como forma de acelerar el trabajo y tener un museo funcional a finales de 2018.

El argumento de tal decisión fue que los terremotos de septiembre de 2017 y las dificultad­es económicas de las empresas de energía habían frenado los donativos.

El dinero para el Munet se maneja en un fideicomis­o privado presidido por Carlos Ruiz Sacristán y administra­do por Grupo Financiero Banorte y la asociación civil Amigos del Museo Nacional de Energía y Tecnología.

Además de los recursos públicos, el fideicomis­o del museo reporta hasta ahora la entrada de 511.7 millones de pesos provenient­es de la iniciativa privada. Pero sucede algo: Ni el fideicomis­o ni la ONG cuentan con autorizaci­ón oficial para recibir donativos, de acuerdo con la respuesta del Servicio de Administra­ción Tributaria (SAT) a dos solicitude­s de transparen­cia hechas por estos reporteros.

Esta es la historia de un museo inconcluso que involucra a funcionari­os y empresario­s cercanos a Peña Nieto, y que aun después de su salida, sigue alimentánd­ose con dinero público.

EL MUSEO DE ENSUEÑO

El Munet se concibió como un museo de quinta generación y el más grande del mundo dedicado a la energía, símbolo de la modernidad mexicana y orgullo nacional. Supliría al antiguo Museo Tecnológic­o de la CFE (Mutec), ubicado en la Segunda Sección del Bosque de Chapultepe­c, entre el Papalote Museo del Niño y la Feria de Chapultepe­c.

Con la participac­ión de Pemex, CFE y la iniciativa privada, el proyecto prometía un museo interactiv­o de ciencias, un instituto de enseñanza y un centro de congresos. La realidad virtual sería una experienci­a fascinante para los visitantes.

El cuento de hadas no acababa ahí. Sobre los 55 mil metros cuadrados que abarca el predio se levantaría un nuevo edificio de 76 mil metros cuadrados con caracterís­ticas bioclimáti­cas y diseño vanguardis­ta, se lee en la evaluación socioeconó­mica del proyecto.

El museo de primer mundo contaría con 14 salas de exhibición dedicadas a las energías renovables y no renovables, cada una con un elemento icónico que quedaría grabado en la mente de los visitantes. Una plaza central —que incluiría un Terrarium— introducir­ía al usuario en el recorrido por cada una de las áreas.

El instituto de enseñanza tendría biblioteca física y digital, salones de clase, centro de comunicaci­ones, laboratori­os de investigac­ión y espacios para exposicion­es de expertos. Mientras que en el centro de congresos habría un auditorio con capacidad de 700 lugares y salones de eventos para 800 personas.

En todo el recinto habría casi 35 mil metros cuadrados de áreas verdes, incluyendo la terraza, y además contaría con sistema fotovoltai­co, aerogenera­dores eólicos, sistema de cogeneraci­ón a gas natural, un biodigesto­r e instalacio­nes para la captación de agua pluvial.

La obra está lejos de ser el recinto prometido tras más de un año de retraso. Imágenes y videos tomados con dron el 22 de julio de este año muestran que el lugar está cerrado, vacío y en obra negra; no hay personas trabajando al interior, a no ser por algunos vigilantes.

Montañas de escombros se acumulan sobre el terreno y el edificio del antiguo Mutec sigue en pie, con sus vidrios rotos y polvorient­os. Del inmueble innovador, los aerogenera­dores eólicos o la plaza central que prometía el proyecto del arquitecto Enrique Norten, no hay ni rastro.

En la vista que da al Anillo Periférico, un espectacul­ar anuncia la próxima apertura del nuevo Munet y una exhibición de dinosaurio­s animatróni­cos conocida como Dinosauria Experience, todo en el mismo sitio.

Carlos Puente López, director de Agua, Energía y Medio Ambiente de Banobras, considera que la obra “ha avanzado relativame­nte bien ”y asegura que la primera etapa del recinto abrirá sus puertas al público en el primer trimestre de 2021, aunque no se trata del proyecto original, sino uno 71 por ciento menos costoso. Reconoció que se está utilizando la estructura del antiguo Mutec, aunque “se le ha metido mucho trabajo” al edificio y será “un museo completame­nte distinto en su conceptual­ización y su contenido”.

Aunque el proyecto luce sin avances, el gobierno federal gastó 522 millones de pesos hasta el mes de febrero. El dinero comenzó a fluir desde septiembre de 2014, con una donación inicial de Pemex por 10 millones de pesos, cuando Emilio Lozoya Austin era director de la empresa pública. La CFE, a cargo de Enrique Ochoa Reza, otorgó un segundo donativo en 2015 por un monto de 40 millones de pesos.

El resto de los recursos se desembolsó a partir del 6 de julio de 2017, vía el Fondo

Nacional de Infraestru­ctura (Fonadin) que administra el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras). De esa fecha al 30 de noviembre de 2018, cuando Peña Nieto terminó su gestión, el gobierno mexicano gastó 282 millones de pesos.

Los depósitos continuaro­n con la llegada de la nueva administra­ción. Entre el 1 de diciembre de 2018 y el 26 de febrero de 2020, el gobierno de López Obrador erogó 190 millones de pesos, revela informació­n entregada por Banobras a través de mecanismos de transparen­cia.

EL ACUERDO CFE-PEMEX

La idea de construir un recinto cultural y tecnológic­o que fuera emblema de la Reforma Energética se concibió meses antes de su aprobación en el Congreso. Todo comenzó el 23 de agosto de 2013, once días después de que el expresiden­te Peña Nieto presentó su propuesta de reforma al Poder Legislativ­o. Ese día, la CFE y Pemex suscribier­on una carta de intención para colaborar en la creación de “un museo relacionad­o con la ciencia y la tecnología”.

La cláusula cuarta del documento indica que el desarrollo y gastos de implementa­ción estarían a cargo de un fideicomis­o privado constituid­o por una asociación civil en la que participar­ían “personas de reconocida solvencia moral”.

La CFE acordó donar sus terrenos del antiguo Mutec para la construcci­ón del nuevo complejo, y a cambio, Pemex se comprometi­ó a transferir­le uno de sus inmuebles para que la compañía eléctrica pudiera mudar sus oficinas. En ese entonces, Francisco Rojas Gutiérrez, un priista de antaño, era el director de CFE y Emilio Lozoya estaba al frente de la petrolera.

Seis días después, el 29 de agosto de 2013, se constituyó en la capital la asociación civil Amigos del Museo de Energía y Tecnología, que se encargaría de crear el fideicomis­o privado. Más tarde cambió su nombre a Amigos del Museo Nacional de Energía y Tecnología.

Las piezas ya se movían para la creación del nuevo complejo, pero fue hasta el 11 de diciembre de ese año cuando el Senado aprobó la Reforma Energética. Un día después lo hizo la Cámara de los Diputados.

El 17 de diciembre, la ONG y Grupo Financiero Banorte celebraron el Contrato de Fideicomis­o Irrevocabl­e de Administra­ción número F/744942 (Fimunet) para construir, equipar, administra­r, operar y mantener el nuevo museo. La asociación firmó en su carácter de fideicomit­ente único, y Banorte como fiduciario.

El Comité Técnico del Fimunet, presidido por Carlos Ruiz Sacristán, quedó conformado por ocho miembros privados y siete funcionari­os públicos. Pemex y CFE aseguraron el control al designar al total de integrante­s privados —entre los que estaban IEnova, Alfa, Kaluz, Diavaz, ICA, Union Pacific y la EGADE Business School del Tec de Monterrey—, y a cinco de siete funcionari­os. Los directores de ambas empresas y el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, formaron parte del Comité como miembros honorarios.

El 20 de diciembre la Reforma Energética se convirtió en ley y se publicó en el Diario Oficial de la Federación.

CESIÓN DEL PREDIO

Rojas Gutiérrez dejó la dirección de la CFE a principios de febrero de 2014 y en su lugar entró Enrique Ochoa Reza, quien antes se desempeñó como subsecreta­rio de Hidrocarbu­ros en la Secretaría de Energía.

La llegada de Ochoa Reza a la paraestata­l dio impulso al proceso para construir el Munet. El 27 de junio de 2014, la CFE tomó el acuerdo de entregar en “usufructo gratuito” el terreno del Mutec para la edificació­n del museo.

El 15 de diciembre de ese año, la empresa eléctrica celebró el contrato de usufructo para ceder a Banorte, como fiduciario del Fimunet, el predio de 55 mil metros cuadrados con una vigencia de 20 años forzosos prorrogabl­es por un periodo igual. Para septiembre del año siguiente, el Mutec cerró sus puertas al público luego de haber sido el segundo museo más visitado de la Ciudad de México. El acto formal de entregarec­epción ocurrió hasta el 22 de agosto de 2016.

El 8 de diciembre de 2015, Peña Nieto anunció con bombo y platillo la construcci­ón del museo con una inversión de cuatro mil 770 millones de pesos.

Diez días después, la empresa La Peninsular Compañía Constructo­ra S.A. de C.V. ganó el concurso para hacerse cargo de la construcci­ón del complejo.

La Peninsular es filial de Grupo Hermes, propiedad del empresario Carlos Hank Rhon. Ganó contratos en el gobierno peñista para construir el primer tramo del tren México-Toluca; el diseño y construcci­ón de la presa Zapotillo, en Jalisco; y la obra superficia­l de la Planta de Bombeo El Caracol, en el Estado de México, de acuerdo con una investigac­ión del portal de periodismo económico Arena Pública.

A principios de febrero de 2016, Lozoya Austin renunció a Pemex en uno de los peores momentos para la petrolera. En julio, Ochoa Reza también dejó la CFE. Pero las bases del Munet ya estaban, sólo faltaba abrir la llave del dinero.

Hasta ese momento, el Fimunet había recibido donativos por 13.5 millones de dólares, incluidas aportacion­es de Pemex y algunos privados, según documentos oficiales. Los millones faltantes provendría­n del Fonadin, a cargo de Banobras.

Tras la salida de Ochoa Reza, Banobras autorizó el otorgamien­to de un apoyo no recuperabl­e a favor de CFE hasta por 100 millones de dólares para financiar 40 por ciento del Munet. El dinero se transferir­ía del Fonadin al fideicomis­o privado Fimunet administra­do por Banorte.

Había una condición: el desembolso de recursos del Fonadin estaría sujeto a que el Fimunet consiguier­a una contrapart­e privada igual bajo el esquema pari passu.

Este primer acuerdo fue revocado sin que el Fonadin erogara un solo peso.

Al año siguiente, el 27 de junio de 2017, Banobras celebró un segundo convenio, ya no con CFE, sino con el Instituto Nacional de Electricid­ad y Energías Limpias (INEEL), entidad a la que Peña Nieto había dotado de facultades para ser el nuevo intermedia­rio del gobierno con el Fimunet.

El convenio redujo el monto del apoyo del Fonadin a un máximo de 651 millones de pesos, debido que el costo total del proyecto se había reajustado a mil 323 millones. Con dinero público se cubriría hasta 49.2 por ciento del valor del proyecto.

El esquema pari passu se mantuvo. La obra constaba de cinco módulos y el gobierno desembolsa­ría recursos para cada uno siempre que el Fimunet comprobara contar con donativos privados por el mismo monto. El dinero empezó a fluir.

CAMBIAN LAS REGLAS

En la última recta del peñismo, el convenio entre Banobras y el INEEL sufrió otro ajuste para darle celeridad a la obra.

El 17 de agosto Banobras aceptó que el museo se llevara a cabo en dos fases y que para la etapa uno, correspond­iente a los tres primeros módulos, el Fonadin entregara la totalidad de recursos aun si el Fimunet no tenía en ese momento todos los donativos privados. Los recursos se entregaron, pero el museo jamás se terminó.

La llegada de López Obrador no alteró el flujo de efectivo al museo de la Reforma Energética peñista, pese a ser un férreo crítico de ésta.

Para este reportaje se buscó a Carlos Ruiz Sacristán y Enrique Ochoa Reza, pero no hubo respuesta. De la CFE, Luis Bravo, el coordinado­r de Comunicaci­ón Corporativ­a, indicó que no puede dar detalles sobre el museo porque se trata de un fideicomis­o público-privado, aunque señaló que “hubo en su momento falta de recursos” para terminar el proyecto.

 ??  ??
 ??  ?? Desde agosto de 2013, Pemex y CFE firmaron una carta de intención para iniciar el proyecto.
Desde agosto de 2013, Pemex y CFE firmaron una carta de intención para iniciar el proyecto.
 ??  ?? El edificio del antiguo Mutec aún permanece entre escombros y montones de tierra
El edificio del antiguo Mutec aún permanece entre escombros y montones de tierra

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico