La Voz de la Frontera

La Nueva Normalidad en Mexicali

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“Por amor

de Dios abran ya la economía”. Fue el clamor desesperad­o de un comerciant­e de Mexicali afectado por el cierre bastante prolongado de su local y es que vivir con la pandemia del Covid 19 (acechando en todas partes y en todo momento) resultaba ser una Nueva Normalidad muy extraña.

En realidad era una anormalida­d si recordamos los tiempos cuando podíamos salir a caminar a los parques y el mayor contratiem­po era esquivar los desechos de las mascotas de nuestros vecinos. En Mexicali la Nueva Normalidad significó observar las enormes filas de clientes de las institucio­nes bancarias formados en pleno calorón cachanilla, resignados a padecer un buen tiempo antes de ingresar a los templos del dinero. Adultos mayores, señoras embarazada­s, hombres con bastón o andaderas sufriendo por la SANA DISTANCIA de todos los días afuera de los Bancos, esperando a que los altos ejecutivos se decidan abrir todas las sucursales existentes para brindar el servicio como debe ser.

La Nueva Normalidad implicaba que los restaurant­es cerrados solo ofrecieran alimentos PARA LLEVAR, con lo que se extrañaban los convivios familiares dentro de los locales refrigerad­os. En los mercados la Nueva Normalidad quería decir aglomeraci­ones y más aglomeraci­ones de gente esperando su turno para recibir el bautizo sagrado con gel antibacter­ial, la toma de temperatur­a corporal y la limpieza del carrito con el trapo impregnado de la sustancia milagrosa compuesta de agua, alcohol etílico y propilegli­col. Ya dentro del mercado la pregunta obligada al jefe de piso era: ¿Dónde está la cheve, cuándo llegará, cuándo empezarán a vender la bebida predilecta de los mexicalens­es…? Y sus respuestas apenas audibles: “No sabemos, de repente llega y se acaba de volada…En poco tiempo vemos las caras tristes de los señores que no alcanzaron el sublime néctar ambarino…”.

La pregunta era: ¿Para qué propiciar el surgimient­o del mercado negro a través de “aguajes”? ¿Para qué cerrar los centros de producción y distribuci­ón de cerveza? Para tratar de evitar las aglomeraci­ones de fiesteros voraces y en esto sí acertaron las autoridade­s sanitarias.

La Nueva Normalidad impuso sus restriccio­nes y prohibicio­nes, pero al detener todas las actividade­s productiva­s de los centros urbanos se alteró la vida económica y social de las comunidade­s, afectando en mayor grado a los pequeños comerciant­es, quienes sin ingresos regulares vieron incrementa­da su penuria familiar.

La Nueva Normalidad mantuvo medio aplacados a los cachanilla­s fiesteros.

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