SENTÍ COMO SI HUBIERA ESTALLADO LA GUERRA
MARTHA FUE LA PRIMERA MUJER QUE MURIÓ POR COVID. TANIA, SU HIJA, RELATA SU HISTORIA
Tania Castillo describe los días que transcurrieron a partir del 17 de marzo. En las siguientes dos semanas 14 integrantes de su familia enfermaron, desde su sobrino de tres años hasta su papá de 63. Siete de ellos tuvieron que ser hospitalizados de forma escalonada, pero sólo Martha, la mamá del clan, falleció a consecuencia del nuevo virus. “Sentí como si hubiera estallado la guerra”.
De nada sirvieron las llamadas telefónicas para solicitar el servicio de salud en un hospital público para atender a Martha. En la línea de orientación de la Ciudad de México le pidieron permanecer en casa, aislada de su familia, sin una prueba para confirmar si se contagió en su viaje a inicios de marzo por Italia, Francia y España. La confirmación vino de un hospital privado, pero tarde: Fue la quinta víctima del coronavirus en México y la primera mujer en morir por esta causa.
Accede a contar lo ocurrido a pesar de que el relato le provoca volver a sentir el miedo, el dolor de haber perdido a su madre, pero también el haber vivido por cuatro días en un hospital, viendo a otros pacientes complicarse y morir.
Recuerda las súplicas para que le brindaran atención médica a su mamá y que aplicaran a la familia las pruebas para saber si eran portadores del nuevo virus. En pocas horas Martha pasó de tener dificultad respiratoria a estar intubada. El 24 de marzo, a las 17:25 de la tarde, falleció.
Una vez que su caso se conoció en redes sociales, lo que recibió la familia fueron descalificaciones “diciendo que nosotros sólo queríamos dañar al gobierno de (Andrés Manuel) López Obrador, que éramos fifís y que éramos de la derecha”.
Durante meses, Martha y su esposo, ambos abogados, planearon el viaje que ella había anhelado desde niña. Su hijo y su nuera los acompañaron en esa travesía que inició en Suiza. Era febrero y para entonces lo que se conocía del nuevo virus era lejano, en China, por lo que decidieron continuar, llevando consigo guantes, cubrebocas y goggles.
“La información que se tenía en febrero, la que teníamos de (Hugo López) Gatell (subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud) es que no era tan grave, tan mortal, que no era para exagerar las condiciones. De hecho, el Presidente (López Obrador) salió a decir que viajáramos, que no pasaba nada”.
Todo cambió cuando Martha, su esposo, así como su hijo y nuera llegaron a Italia. Las autoridades decretaron de un momento a otro el inicio del confinamiento. Buscaron retornar al país pero sólo encontraron vuelo desde España, por lo que tuvieron que pasar por Francia hasta llegar a Madrid, en donde las autoridades los confinaron en un hotel por una semana, antes de regresar a México.
Tania cree que su mamá y su hermano se contagiaron en ese vuelo, porque compartieron la nave con turistas que habían sido retenidos por pisar Italia.
El 16 de marzo la familia regresó a casa y al día siguiente Martha dio la primera señal de contagio: un poco de fiebre.
Para comprobar si se trataba del nuevo virus acudió al hospital ABC a realizarse la prueba. Pagó 25 mil pesos y le indicaron que en cinco días tendrían sus resultados. Transcurrió la semana sin mayor cambio hasta el viernes, cuando su temperatura volvió a subir. Tania marcó al hospital para preguntar sobre el análisis. Le dijeron que tardarían ocho días más y decidió marcar a Locatel. Martha quedó registrada dentro de las primeras cinco mil llamadas de seguimiento.
“En esa llamada nos dijeron que iban a ir por mi mamá, que la encerráramos en un cuarto y que nadie tuviera contacto con ella. No llegaron los servicios de emergencia. Pasó el viernes y nunca llegaron. Al día siguiente amaneció con fiebre y volvimos a insistir, nos dijeron lo mismo y nos empezó a preocupar porque era el segundo día con fiebre, pero ya con problemas para respirar”.
Consiguieron un oxímetro y vieron cómo Martha iba perdiendo oxigenación,
Sabemos de otros casos de personas que se han reinfectado. Sabemos de personas cercanas, por lo menos tres, que en la segunda ocasión les ha ido peor”
“Empezamos a caer todos. Primero mi hermano, luego yo, después...”
por lo que la familia salió en busca de oxígeno. “Tratamos de aguantar al servicio de emergencia que iba a ir por mi mamá, aguantamos todo el día hasta cuando empezó a oscurecer y al verla cada vez más grave, no nos quedó de otra y la llevamos al hospital Ángeles Metropolitano”.
Martha ingresó alrededor de las siete de la noche y la primera tomografía que le hicieron reveló que tenía más de 50 por ciento de los pulmones dañados. Ese mismo día los médicos sugirieron hacer pruebas a quienes habían viajado con Martha: su esposo, su hijo y su nuera. El lunes siguiente pidieron a la familia autorización para intubar a Martha, pero como el hospital no tenía zona de aislamiento tardaron horas en iniciar el procedimiento y ella finalmente murió.
El resultado de la prueba llegó a la familia minutos después del fallecimiento. Martha dio positivo a SARS-CoV-2 y desarrolló Covid-19.
Mientras Martha salía en camilla rumbo a la funeraria su hijo ingresaba por otra puerta a ese hospital. “Me empiezo a sentir mal, me hacen la prueba y al tercer día llaman del hospital y me dicen: tienes Covid. Empezamos a caer todos. Primero mi hermano, luego yo, después mi hermana, mi papá, el último de mis hermanos, mi cuñado, mis sobrinos, otra cuñada y pues todos en el hospital, todos enfermos y separados”, relata Tania.
Nunca más pudo besar ni abrazar a su madre. Desde hace ocho meses tampoco lo hace con su padre, hermanos, sobrinos y cuñados, tiene miedo. Vive con dolores de cabeza parecidos a una migraña, cansancio constante, perdió agudeza visual, cabello y también capacidad de concentración, como secuelas del nuevo virus.
Una vez que regresó a casa, Tania retomó el contacto con médicos, enfermeras y trabajadores sociales que la atendieron y crearon un canal telefónico de acompañamiento para aquellos que sospechan que adquirieron el virus. “Es una forma también de enfrentar la preocupación que vivimos como familia, porque sabemos de otros casos de personas que se han reinfectado. Sabemos de personas cercanas, por lo menos tres, que en la segunda ocasión les ha ido peor”, dice Tania.
Ante el repunte de contagios porque hay quienes retomaron su vida como si nada, Tania no puede evitar llorar. “Me da mucha tristeza por ellos, porque para mí cada caso de Covid es repetir mi historia”.