La Voz de la Frontera

Buscando centavos

Un día un jovencito estaba caminando cuando descubrió un centavo de cobre brillando en el polvo; lo recogió y lo sostuvo con entusiasmo. El centavo era suyo y no le había costado nada.

- José Arzoz Arena

Desde ese día dondequier­a que caminaba mantenía gacha la cabeza; sus ojos inspeccion­ando atentament­e el suelo en busca de más centavos y quizás otros tesoros aun mayores. Durante su vida por supuesto encontró más dinero. En realidad recogió 302 centavos, 24 monedas de 5 centavos, 44 de 10 centavos, 5 de 25 centavos, tres monedas de medio dólar y un gastado dólar de papel, un total de 12,82.

Mantuvo en lugar seguro su tesoro, protegiénd­olo como una herencia gratis de riqueza; se gozaba con el hecho de que ese dinero no le había costado nada. ¿O si le había costado?

Durante la búsqueda de su tesoro se perdió de ver la plena belleza de 35,127 puestas de sol, el esplendor de 327 arcoiris, la hermosura de blancas nubes flotando por encima de su cabeza en un cielo de cristal azul, pájaros volando a gran altura, ardillas saltando en los árboles de rama en rama por encima de los senderos que transitaba y el brillo de las hojas danzando contra un fondo de sol otoñal. Lo que obtuvo $12.82 no fue con seguridad igual a lo que perdió.

Los seres humanos mientras buscan su sustento se olvidan de vivir. Se cuenta que en siglo pasado un turista americano fue a la ciudad de El Cairo, Egipto, con la finalidad de visitar a un famoso sabio.

El turista se sorprendió al ver que el sabio vivía en un cuartito muy simple y lleno de libros. La única pieza del mobiliario era una cama, una mesa y un banco.

-¿Dónde están sus muebles? - preguntó el turista-.

Y el sabio rápidament­e también preguntó: ¿Y dónde están los suyos?

-¿Los míos? -se sorprendió el turista-. Pero yo estoy aquí solamente de paso. -Yo también -concluyó el sabio-. La vida en la Tierra es solamente temporal. Sin embargo, algunos viven como si fueran a quedarse aquí eternament­e y se olvidan de ser felices.

El valor de las cosas no está en el tiempo que duran, sino en la intensidad con que suceden, por eso existen momentos inolvidabl­es y personas incomparab­les.

Los seres humanos mientras buscan su sustento se olvidan de vivir...

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