Muerte por rodilla
In memoriam del periodista y amigo Guillermo Rodríguez Gallegos
Al tiempo que se inauguraba virtualmente el Foro México-Francia sobre igualdad de género bajo la égida de la Organización de las Naciones Unidas, en nuestro país se anunciaba otro estreno, la muerte por asfixia y fractura de cervicales de presuntos delincuentes, aplicada por la policía como imitación siniestra de lo que en Estados Unidos llaman técnica de sometimiento.
La víctima, una mujer salvadoreña emigrante con residencia legal, radicada junto con sus hijas en Tulum, Quintana Roo, detenida por cuatro policías municipales, entre ellos una mujer, que le dieron ese cruel tormento hasta causarle la muerte. Si no se enteró de la alocución completa del presidente, adivine usted a quién atribuye la impunidat de tanto crimen; atinó si piensa que el feminicidio y otras muertes por violencia son herencia del pasado neoliberal y conservador.
La horrible muerte de Victoria Salazar es una más de los miles de feminicidios que en número creciente se cometen en el país: 2,831 en lo que va
de 2021, 240 solamente en el mes de enero, espantosa estadística ante la cual López Obrador ha mantenido silencio.
Lejos de hacerlo con los elementos de que gobierno dispone, el presidente López Obrador muestra un cierto desprecio e indiferencia frente a los ataques a mujeres, que es una de las más graves fallas de la actual administración. El dolor y la vergüenza que López Obrador dice sentir frente a esta siniestra carrera nada significa frente al clamor de madres, familiares y de la sociedad entera por los miles de hombres y mujeres desaparecidos o asesinados en todo el país.