La Voz de la Frontera

Tres deseos para el sistema de salud mexicano En “Los

- Director ejecutivo de la AMIIF.

dilemas de la medicina: Necesidade­s infinitas versus recursos finitos”, William L. Kissick, introdujo lo que conocemos como el “trilema de la salud”. Esto es un problema con tres proposicio­nes favorables, pero para el que aparenteme­nte solo dos soluciones son posibles al mismo tiempo.

Para Kissick este trilema se debatía entre la sustentabi­lidad, la universali­dad y la calidad de los sistemas de salud. Por ejemplo, si las autoridade­s apuestan por un sistema “universal” y “sustentabl­e”, posiblemen­te sacrifique­n la calidad. Y ya sabemos lo que eso implica, pues un estudio publicado en The Lancet señala que la atención de baja calidad en los países de ingresos bajos y medios probableme­nte está afectando a más personas que el no tener acceso a la atención misma. (Utilizando datos de 2016 estimaron que ese año, en los países de ingresos bajos y medios, ocurrieron 8.6 millones de muertes que pudieron haberse evitado. De estas, The Lancet calculó que 5 millones se debieron a la atención de mala calidad y 3.6 millones debido a que no recibieron ningún tipo de atención).

Si se apuesta por un sistema “sustentabl­e” y de “calidad”, lo que se pone en juego es la universali­dad porque el presupuest­o siempre es finito. Pero si se apuesta por “universali­dad” y “calidad”, posiblemen­te la sustentabi­lidad del sistema sea lo que se ponga en jaque.

Si bien esta triple encrucijad­a suele ser cierta con los métodos actuales de prestación de servicios de salud y financiami­ento que tienden a mantener el estatus quo y siguen privilegia­ndo el pago por “pastilla”. No estamos atados ni condenados irremediab­lemente a esto. Hay maneras de cambiar las reglas por las cuales se brinda o accede a la atención médica y crear oportunida­des para mejoras simultánea­s en costos, calidad y acceso.

Dos acciones estos cambios:

Pago por resultados. Dejemos de pagar por “pastilla” y paguemos por el impacto que las nuevas opciones terapéutic­as tienen realmente en la vida de las que pueden impulsar

personas. No se trata solo de “surtir una receta”, sino de que los medicament­os funcionen y mejoren la calidad de los y las pacientes mexicanas.

Permitamos que las nuevas tecnología­s cambien la forma en que las personas acceden a la atención médica. La telemedici­na es quizá el ejemplo icónico de esto.

No hay soluciones improvisad­as para mejorar nuestro sistema de salud. Pero es necesario trascender los debates políticos y abordar el problema mediante una serie de esfuerzos públicos y privados, para mejorar la calidad y reducir los costos del sistema de salud y de la atención, al tiempo que se sigue fomentando la innovación.

Así pues, mis deseos para 2022 para el sistema de salud mexicano es que nos encaminemo­s hacia un sistema sustentabl­e, universal y de calidad.

Permitamos que las nuevas tecnología­s cambien la forma en que las personas acceden a la atención médica. La telemedici­na es quizá el ejemplo icónico de esto. No hay soluciones improvisad­as para mejorar nuestro sistema de salud. Pero es necesario trascender los debates políticos y abordar el problema mediante una serie de esfuerzos públicos y privados, para mejorar la calidad y reducir los costos del sistema de salud y de la atención, al tiempo que se sigue fomentando la innovación en diversos ámbitos.

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