Sri Lanka vive jornada más violenta
Mueren cinco personas, una de ellas baleada por un diputado molesto por bloqueos; después se suicidó
COLOMBO. Sri Lanka vivió su jornada más violenta desde el inicio de las protestas por la crisis económica, con la muerte de al menos cinco personas y casi 160 heridos tras estallar choques entre manifestantes antigubernamentales y seguidores del primer ministro, Mahinda Rajapaksa, que dimitió.
Entre los fallecidos se encuentran un diputado, que aparentemente se suicidó al verse acorralado por manifestantes a los que había disparado cuando trataban de detener su vehículo en Colombo, uno de sus guardaespaldas, y un manifestante antigubernamental, según la Policía.
En Colombo la violencia dejó además 154 heridos u hospitalizados, según revelaron fuentes hospitalarias que pidieron no ser identificadas.
Además otras dos personas perdieron la vida y cinco resultaron heridas en un tiroteo cerca de una residencia de una autoridad local en la ciudad de Weeraketiya, de donde es originario el primer ministro, según la Policía.
Los incidentes estallaron después de que partidarios del Gobierno participaran en una reunión en Colombo donde intervinieron el primer ministro Mahinda, y su hermano y presidente, Gotayaba Rajapaksa, para luego dirigirse a las acampadas donde desde hace un mes miles de personas piden la dimisión del Ejecutivo.
Allí, centenares de simpatizantes del Gobierno, armados con palos y barras de hierro, atacaron a decenas de personas y destrozaron varias de las tiendas de los manifestantes.
Más tarde los antidisturbios utilizaron cañones de agua y gases lacrimógenos para dispersar a la multitud, y reforzaron la seguridad en la zona presidencial para evitar más violencia.
Previamente Mahinda Rajapaksa presentó su dimisión, pero esto no fue suficiente para apaciguar los ánimos en la isla, donde desde finales de marzo miles de manifestantes piden la dimisión en masa del Gobierno por la mala gestión de la grave crisis económica que padece el país.
La violencia se tradujo también en la quema de varias residencias de diputados y políticos relacionados con el Gobierno.
Desde hace meses, este pequeño país insular de 22 millones de habitantes del sur de Asia, independiente desde 1948, sufre de grave escasez de productos alimentarios, combustible y medicamentos.
Los disturbios llevaron a las autoridades a imponer con efecto inmediato un toque de queda nacional.
Un grupo de manifestantes quemó la residencia que la familia del primer ministro, pese haber renunciado horas antes