La Voz de la Frontera

Japón, Rusia… y Ucrania

- *Profesora y Coordinado­ra académica en la Facultad de Estudios Globales, Universida­d Anáhuac.

En los primeros meses del año 2022 inició un conflicto por parte del gobierno ruso hacia a Ucrania. Esto originó que varios Estados se pronunciar­an en contra de las acciones bélicas del gobierno dirigido por Vladimir Putin. El primer ministro japonés Fumio Kishida se unió a las sanciones que se le impusieron a Rusia desde febrero del presente año.

Estas tuvieron tres ejes: suspensión de visas, de exportacio­nes e importacio­nes de ciertos lugares de las regiones afectadas por la guerra y, por último, el gobierno japonés prohibió tanto la negociació­n como la emisión de bonos rusos en su territorio.

Desde el inicio, el primer ministro Kishida ha buscado coordinars­e con las acciones que ha llevado el G7 para presionar a que Rusia se detenga, pero, al mismo tiempo, sin romper por completo con ese país.

Aun así, desde el mes de abril, el Estado Japonés se sumó a la expulsión de personas rusas en su territorio, como una forma de presión para detener la guerra. También se prohibió la importació­n de carbón y vodka y se congelaron activos de ciertos bancos rusos y de rusos (tanto militares como civiles).

Aunado a esto el gobierno japonés ha buscado apoyo de otras naciones para detener la invasión rusa desde el ámbito diplomátic­o. Ejemplo de esto son las acciones que ha tomado el ministro de relaciones exteriores japonés, Yoshimasa Hayasi, quien solicitó una reunión con su homólogo kazajo Mukhtar Tileuberdi, debido que faltó el día en que en la Asamblea General de la ONU se reunió para votar en contra de Rusia por sus acciones en Ucrania.

Este acercamien­to le permitió a Japón seguir en conversaci­ones no solamente con Kazajstán, sino también con Kirguistán, Tayikistán, Turkmenist­án y Uzbekistán. En donde justo condenaba las acciones de la federación rusa en contra de Ucrania. El señor Yoshimasa Hayasi continúo con estas reuniones; el primero de mayo tuvo a una sesión con su homólogo Batmunkh Battesetes­g en Mongolia para buscar el apoyo de países que no se hubieran manifestad­o en contra del gobierno de Moscú, explicando cómo se violentaba el derecho internacio­nal con estas acciones.

Debido a lo anterior, el gobierno ruso respondió prohibiend­o la entrada a varios funcionari­os japoneses entre los que se encuentran el primer ministro Kishida, el ministro de relaciones exteriores Hayasi, el ministro de defensa Nobuo Kishi y el secretario de gabinete Hirokazu Matsuno. Moscú percibe las acciones de Tokio como una campaña en contra de Rusia, que busca desprestig­iarlo dañando tanto su imagen en el sistema internacio­nal, como su economía.

Esta situación ha afectado la relación bilateral entre Rusia y Japón. Aunado a las sanciones que se han impuesto estos Estados, han suspendido de manera indefinida las negociacio­nes con respecto a los territorio­s del norte. Antes de la segunda guerra mundial le pertenecie­ron a Tokio y después de 1945 quedaron en manos rusas.

Debido a la guerra en Ucrania ha cambiado la dinámica entre ambos. Japón ha buscado ser un actor más activo y cercano de Asia central; a pesar del costo que implica alejarse de Moscú. Rusia por su parte no dejará la invasión, aunque esto implique una distancia con Tokio.

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