LENTES DE OSCAR

Los Oakley triunfaron en Hollywood gracias a que son mucho más que micas y un armazón cool. Son riesgo y acción en tu cara.

Corría el año 1985. El ciclista francés Bernard Hirnault pedaleaba hacia la meta en la etapa de Luz Ardiden del Tour de France. En un tramo, chocó y cayó de bruces: el marco metálico de sus anteojos había fracturado su nariz. Ensangrentado, completó la etapa y, más tarde, se alzó con el trofeo. Pero el accidente puso en el tapete un tema que inquietaba a los ciclistas de la época: un accesorio inadecuado puede costarte un torneo. O algo peor. Al año siguiente, Greg LeMond, con los lentes Eyeshades, diseñados por Oakley para practicar esquí, se convertía en el primer estadounidense en ganar el certamen francés.

Así nacía la leyenda de una marca que desde sus orígenes ha marcado tendencia tanto en los deportes extremos como en Hollywood. ¿Quién puede olvidar las emblemáticas gafas de Tom Cruise en Misión Imposible? ¿O las que porta Eric Bana en Black Hawk Down? En XMen y X–Men II, uno de sus protagonistas, James Marsden, usa unos anteojos Oakley, mientras que el astro de SWAT, Samuel L. Jackson, tiene unos de la misma marca. A continuación, un repaso de aquellas escenas de la pantalla grande que han quedado grabadas en la retina de muchos cinéfilos por los lentes escogidos. Éstos no son simples elementos de utilería: son piezas que han enriquecido el vestuario y contribuido a la trama de muchas películas.