AEROLÍNEAS CLOONEY
De Hawai a Milán y de Nueva York a los Alpes... George Clooney vive, literal, en el aire. En entrevista, el actor que ama a los hermanos Coen
tanto como viajar, nos habla del peculiar estilo de vida nómada.
Viajar es su mayor obsesión. La razón es lo de menos: laboral, turística o personal. Para George Clooney, lo importante es encontrar con quién hacerlo pero, tras su matrimonio con Amal Alamuddin, el puesto de copiloto ha sido ocupado. Y parece tan entusiasmado con el resultado que también está trabajando más de lo habitual. Tras estrenar este año Tomorrowland, filma ahora Money Monster, bajo las órdenes de Jodie Foster, y unos meses antes concluyó Hail, Caesar!, su nueva colaboración con los hermanos Coen. Y, en medio, tuvimos 10 minutos para platicar con él sobre este gran arte llamado viajar.
El siguiente destino turístico de Clooney es...
Hay muchos lugares en el mundo a los que me gustaría ir, más ahora con Amal. Nuestro objetivo es encontrar el tiempo para viajar, no por nuestros trabajos, sino porque nos gustaría ver esos lugares. Son muchos los sitios que me gustaría conocer. Si lo pudiera hacer en este mismo momento, me gustaría ir en motocicleta a través de los Alpes franceses hasta llegar a un sitio que se llama Barcelonnette, que es como una especie de pueblo mexicano en medio de las montañas de Francia. Dicen que es un sitio increíble y no me molestaría estar allí ahora mismo.
Una duda clásica: ganaste un viaje en el tiempo y puedes elegir a quién invitar a cenar...
Elegiría sólo a genios estadounidenses para hablar el mismo idioma. Me gustaría escuchar a (Thomas) Jefferson, porque tenía un gran conocimiento de la Constitución y me podría explicar de qué manera se fue modificando con el tiempo. No me gustaría incluir a George Washington porque se comería todo. Invitaría a Nikola Tesla, por más que fuera serbio. Quisiera saber qué tiene que decir porque sé que (Thomas Alva) Edison lo estafó. Además, me interesa mucho su teoría sobre la corriente alternativa. Me parece brillante. Dicen que Albert Einstein era un tipo muy divertido en las fiestas, por lo que lo podríamos incluir, lo emborrachamos y descubrimos que quiso decir en realidad con la Teoría de la Relatividad.
Y el lugar a donde te gustaría ir en ese mismo viaje...
Tendría que preguntar primero si puedo regresar a la época actual. Hay muchos sitios a los que me interesaría ir, pero solamente para verlos de primera mano... no me interesa contagiarme de polio. Me gustaría volver a 1960, a la elección de (John F. Kennedy), y escucharlo decir esas maravillosas palabras de su primer discurso como presi- dente. No me molestaría viajar hacia el futuro para ver qué es lo que nos espera, pero si lo que veo no me resulta interesante quisiera tener la posibilidad de regresar.
¿Podrías viajar al mundo de la política?
Soy amigo de muchos políticos a los que respeto mucho, y me parece que la vida que llevan es muy difícil, y no se las envidio ni por un instante. En este momento, en la posición en la que estoy, no tengo que pactar compromisos con nadie y si quiero vincularme a una causa y trabajar por ella, lo puedo hacer sin tener que mantenerle el saludo a alguien porque ha aportado medio millón de dólares a mi campaña electoral. Yo no cargo con ninguna de esas cadenas. Me parece que de esta forma puedo ser mucho más efectivo en las causas que quiero apoyar sin tener que vincularme con la política. Además, todo está muy polarizado en el gobierno en este momento, por lo que es muy difícil lograr algo a nivel gubernamental.
¿Cuando prendes la televisión en cualquier parte del mundo las noticias son similares? ¿Te deprimes?
Un poco, pero sólo porque estamos inundados de noticias. Los noticieros que emiten 24 horas al día no garantizan que haya más noticias, simplemente que siguen hablando de lo mismo durante más tiempo. Eso lleva a que veas las mismas imágenes y el mismo segmento, y lo que se ha perdido gracias a estos noticieros y el internet es la perspectiva. Estamos perdiendo la mirada objetiva de lo que realmente está ocurriendo en el mundo. Es un momento terrible, pero hay muchas cosas positivas que están pasando y no lo podemos ver, porque la impresión que uno tiene es que el mundo está en llamas. Y gran parte de la culpa la tiene esta cobertura que no se detiene nunca. Mi padre trabajaba en el noticiero de Cincinnati, en Ohio, en la década de los 70. En una ocasión, algunos skinheads llegaron hasta Fountain Square, en el centro de la ciudad, para protestar. Mi padre tuvo que ir a cubrir la noticia. Estaban de un lado estos siete skinheads diciendo barbaridades y del otro dos mil personas gritándoles, y desde lo que capturaba su cámara parecía que Cincinnati estaba en llamas. Pero luego mi padre subió a la cima del Carew Tower, el edificio más alto de la ciudad, y filmó desde allí a estas siete personas pequeñitas en una ciudad de 400,000, donde todo lo demás seguía funcionando normalmente. Eso sirvió para darle perspectiva a la historia. Hay muchas cosas buenas pasando al mismo tiempo que las cosas malas.