LOS CUATRO FAVORITOS
Es difícil decidir cuáles son los mejores platillos en un menú de 20 tiempos, sin embargo, estos destacaron de inmediato. A la izquierda, arriba, y en sentido de las manecillas del reloj: hueso relleno de tuétano con hojas de lechuga −¡para hacerse tacos!−; almeja Mahogany y granos; chicharos con requesón y alga kelp rebanada; y sopa con hoja de coliflor.
EL POSTRE: EL FUTURO DEL NOMA
Tras el último bocado, hago la señal universal para pedir la cuenta. Entre todas las sorpresas de la tarde, ésta no es menor: ni en la reservación ni en la lista de platillos se advierte el precio del menú de degustación. Nada menos que 3,000 coronas por persona, cerca de 8,000 pesos, propina incluida. No queda más remedio que sacar la tarjeta, pero, en un balance final, la experiencia ha valido el costo.
Redzepi sabe que hay mucho por hacer. Tenía 25 años cuando abrió el Noma y 32 cuando ganó el premio de mejor restaurante del mundo. La fama no le afecta, pero sí lo pone en movimiento. Pocos días después de nuestra visita, anunció que su restaurante de dos estrellas Michelin cerrará a principios del próximo año para reubicarse temporalmente en Sydney, Australia. Regresará a Copenhague en mayo, solamente por unos meses pues, en otra sorpresa, reveló que cerrará sus puertas para siempre en la noche de Año Nuevo de 2016. En 2017, abrirá un nuevo negocio, con nueva misión y nuevo menú, en la zona libre de Christiania, también en la capital danesa, con un huerto propio para fomentar platillos con ingredientes estacionales. Hoy más que nunca, me queda claro que haber comido en el Noma es algo que platicaré toda la vida, sea editor general o no.