Y EL OSCAR ES PARA...
Leonardo DiCaprio no se da por vencido. Tres veces se ha quedado cerca de ser el mejor actor del mundo y, aun así, compite cada año con una joya de la interpretación. Este año, el mexicano González Iñárritu podría llevarlo a la gloria con The Revenant.
En 2016, los dos candidatos más fuertes a llevarse el Oscar a Mejor Actor son Michael Fassbender, por Steve Jobs, y Leonardo DiCaprio, por The Revenant. Esto no sólo es una clara señal del talento del Romeo de Luhrmann, al que la estatuilla dorada parece siempre negársele, sino de la posición privilegiada que DiCaprio tiene dentro de la industria. Y es que el estadounidense había aceptado interpretar a Jobs cuando Alejandro González Iñárritu le ofreció convertirse en un cazador de pieles en los vastos territorios inexplorados que Estados Unidos acababa de sumar a sus dominios a principios del siglo XIX. Consciente de que estaba frente a una oportunidad única en su carrera, abandonó un proyecto tentador por otro, lo cual fue aprovechado de inmediato por Fassbender, siempre dispuesto a tomar lo que deje DiCaprio. Aunque el irlandés-alemán termine siendo el triunfador en el Oscar, Leo demuestra que no se cansa de buscar nuevos desafíos y que, seguramente, tampoco se arrepiente de haberse pasado un año junto al director mexicano, rodando en forma cronológica y al aire libre, en condiciones que pusieron en riesgo su integridad física, la película más difícil de su carrera.
Dicen que fue complicado filmar
Lo fue, pero, a su vez, éste fue uno de los procesos cinematográficos más inusuales de mi carrera y también uno de los que ha dado mejores resultados. Lo que se ve en la pantalla parece real, y es que, no es broma, estábamos en esa situación y la mayoría de las cosas que hicimos como actores, las hicimos de verdad. Tuvimos un periodo de ensayos con Alejandro verdaderamente largo, el cual fue muy detallado con respecto a la forma en la que íbamos a filmar. Yo creo que él es quien mejor filma en este momento, porque crea una especie de realidad virtual, que es la esencia del cine. Como espectador, uno siente que es una mosca que está volando entre todos estos personajes, viendo sus emociones, y los eventos increíbles que ocurren delante de tus ojos. Muchas escenas son masivas, pero lo que él y el Chivo —Emmanuel Lubezki— logran con la cámara es una verdadera intimidad. Puedes sentir el aliento. Es una mirada voyerista.
¿Por qué es tan duro filmar con Iñárritu?
Porque es una prueba a nuestra capacidad de tolerancia. Sé que se ha dicho mucho sobre esta película, pero, la verdad, es que cuando aceptamos participar todos sabíamos