EL CLIC MODERNO
Fotógrafos como estrellas de rock, estrellas de rock como fotógrafos. La galería San Francisco Art Exchange es un verdadero museo del rock.
Las fotografías de Jim Marshall, Robert Freeman, Ethan Russell y Pennie Smith, en una esquina. En la otra, las pinturas de Alberto Vargas, Ronnie Wood, Roger Dean y Pattie Boyd... al centro, Paul Simonon (The Clash) rompiendo un bajo. Los Beatles cruzando Abbey Road. Jimi Hendrix con un cigarro. Olive Thomas sujetándose los senos mientras huele una rosa. Un autorretrato del guitarrista de los Stones.
Creo que no hay más de 200 pasos para caminar entre sus paredes (a ojo de buen cubero), pero la historia del rock, con toda certeza, cabe a la perfección en este jarrito llamado San Francisco Art Exchange, Gallery of the Popular Image. A la derecha, fotografías de portadas históricas (del Blonde on Blonde de Dylan al Born to Run de Springsteen). A la izquierda, fotografías de leyendas musicales (de Jagger a Waits, de Strummer a Wilson). Al centro, imágenes de fotógrafos icónicos (de Marshall a Smith, pasando por Russell y Freeman). Los ojos no han descansado un solo segundo desde que, por casualidad, se encontraron en la entrada del 458 de Geary Street descubriendo un tesoro musical que ni de broma esperaban.
Jim Hartley y Theron Kabrich, dueños del lugar, la tenían clarita en 1983: crear una galería en San Francisco donde todo melómano (con una cartera auténtica y un ojo único, pues las fotografías van de 25 mil dólares a 5 millones) pudiera encontrar la foto original de su disco favorito. El sueño, que hasta el día de hoy comparten con los miles de visitantes a la galería, les abrió tantas puertas como oídos y ojos, entre ellos, los de Ronnie Wood (guitarrista de The Rolling Stones), quien los eligió en 1987 como los distribuidores oficiales de su trabajo como pintor. Misma situación lograron con el pintor peruano Alberto Vargas (un clásico del pin-up) y con el trabajo artístico de Pattie Boyd, la musa del rock (exesposa de George Harrison), conocida también como Layla, tras la canción que le compuso su entonces marido, Eric Clapton.