DESPUÉS DE LA FANTASÍA
Platicamos con Ricardo Sánchez, piloto mexicano que representa a Nissan, desde 2014, en las pistas más complicadas del mundo. “CUANDO TE PONES EL CASCO SE ACABÓ EL MIEDO... AHÍ SÓLO QUEDA TU INSTINTO”.
“Mi padre me decía: ‘Ricardo, la cabeza bien fría y los pies bajo control... la cabeza bien fría, Ricardo’. Creo que él tenía muy claro que mi desesperación en la pista no me dejaba aprender de mis errores y me estaba costando cada carrera en la que participaba. Hoy, ese ha sido mi mayor aprendizaje desde que Nissan me dio la oportunidad de cumplir mi sueño... desde que me dejaron agarrar el volante, que espero no soltar jamás”, cuenta Ricardo Sánchez mientras pisa el acelerador de su Nissan Z Nismo en el Autódromo Miguel E. Abed, en Puebla.
Han pasado tres años desde que su vida cambió por completo al dejar el control de la consola PlayStation para sentarse al frente de un GT3, luego de ganar el GT Academy de 2014 y obtener el derecho a ser el único piloto mexicano en representar a Nissan, dentro de su programa de desarrollo de pilotos profesionales. “Siempre tuve el reto de hacer de mi hobby una profesión y el destino me puso en el lugar correcto para lograrlo. Con Nissan aprendí que la meritocracia sí existe y que si podía demostrar el talento que creía tener, mi lugar podía estar asegurado”, continúa Ricardo, con el casco entre las piernas. En su mente recorre los más de mil días que han pasado desde que pasó de la fantasía a la realidad, al participar en las 24 horas de Dubai de 2015 (en donde obtuvo, de manera sorpresiva, el quinto lugar) que le sirvieron para abrirse camino en la categoría de resistencia Blancpain de la FIA, en la que, en 2016, se encontró con los primeros obstáculos de ser un profesional del volante.
“Durante 2014 y 2015, fui perdiendo el miedo de ser un profesional y aunque tuve grandes momentos, como en Dubai, mi mente no estaba al mismo nivel que mis manos y mis pies. Creo que fue justo en los errores en los circuitos de Blancpain, en 2016, donde aprendí que tenía que ir puliendo mi instinto y escuchar a mis ingenieros y a mi equipo. Fue un año muy duro en que dejé de ver el velocímetro para distinguir con claridad la diferencia entre agresividad y competencia. Un año que me permitió dar otro gran paso”, narra el mexicano, quien éste año dio otro giro de ruedas al ser parte, desde abril de 2017, y junto con el piloto estadounidense Frankie Montecalvo, del equipo Always Evolving que participa en el Pirelli World Challange 2017, que finalizará este octubre. “Desde que jugaba a ser piloto de karting, en Toluca, he tenido la necesidad de buscar mis límites y ponerme a prueba para encontrarlos. Quiero ver hasta dónde puedo llegar con un volante en las manos. Soy una persona tranquila pero muy competitiva, y ahora que estamos en el Pirelli World Challenge me he encontrado con muchísima competencia. Ello me ha orillado a entender que, si no aprendo de mis errores, de nada servirá lo que he logrado para estar aquí. Estoy seguro de que el año que viene será mi año y espero tener el talento y, como me lo han pedido mi padre y mi equipo, la cabeza fría para dar ese siguiente gran paso y encontrar el camino a mi límite final. Y todo, gracias a Nissan”.