EL PODER DEL DEPORTE
Michael Johnson fue el hombre más veloz del planeta, que ganó poder con sus pies. Hoy, junto a la Fundación Laureus, el atleta usa esto para transformar el mundo.
Antes de Usain Bolt estuvo Michael Johnson. Punto. No hay otra manera de comprenderlo o sentenciarlo: era el rey de la velocidad. El hombre espectáculo. Nuestro Flash. Nuestro Bolt. Pero llega un día en que hay que, literalmente, colgar los tenis y dejar atrás un legado. Y Johnson no fue la excepción. Sólo que hay un detalle: Michael sí entendió su poder como atleta para cambiar el mundo y es por eso que llegó a trabajar a la Fundación Laureus, encargada de usar el deporte como herramienta de transformación social.
Colin Kaepernick dio una muestra a la NFL y a Estados Unidos del poder de un atleta para cambiar la realidad, ¿debe ser la función de un deportista?
Siempre existió la posibilidad de que los atletas actuaran en determinadas situaciones sociales y políticas, más allá del campo de juego. Hoy, los que tienen el poder saben que sí existe una gran injerencia de los atletas en el estado de ánimo de una sociedad y el ejemplo de Kaepernick es perfecto para entenderlo. Lo que vemos en la NFL, a partir de Colin, es que muchos jugadores están usando su poder para atraer atención hacia la situación racial del país, y desde ahí han creado una empatía imposible de ignorar por parte del gobierno y de las instituciones deportivas.
Entendiste tu papel social como atleta y diste un paso para utilizar tu fama para transformar el mundo, ¿cómo llegaste a trabajar a la Fundación Laureus?
Soy un miembro académico de Laureus desde sus inicios. Mi papel ahí es utilizar mi perfil como atleta y el estatus que logré para resaltar el trabajo que la fundación hace en torno a la manera de usar el deporte como una herramienta de cambio social. Lo que intentamos es hacer entender el alcance que tiene y así recabar fondos para poder llevar el deporte donde más se necesita en el mundo. Ahí mi papel es atraer la atención de los medios al trabajo que hacemos. Al final, no es que necesitemos entender la esencia de los problemas, sino hacer entender el alcance que puede tener para transformar una sociedad.
¿Cómo resumirías la esencia de la fundación?
No importa dónde estés en el mundo, si hay gente joven que no tiene oportunidades por la pobreza, debemos buscar cómo sacarlos de ahí y nuestra labor es encontrar organizaciones con las que trabajemos para lograrlo.