LECCIONES A LA MEDIDA
Borja Martín, el sastre internacional de Scalpers, da sus mejores consejos para vestir trajes sastre sin morir en el intento.
“Escatimar sobre la calidad e imagen que se proyecta al vestir, está prohibido. Bajo esta premisa, el traje sastre, un símbolo estrictamente personal y masculino, se ha reinterpretado de diversas formas y técnicas sobre la vieja escuela, con propuestas más óptimas para el hombre contemporáneo”, cuenta Borja Martín, mientras se arregla el pañuelo de su saco.
Un trabajo de verano hizo que el español se enamorara de la sastrería. Cuando tenía 17 años, se sumergió en el mundo sartorial en la tienda departamental El Corte Inglés, pero su inquieta personalidad lo llevó a experimentar con más clientes de todas las edades. Vestir a 20 hombres con los mismos colores y texturas no era su motivación, y entre más diferente sea, su reto es mejor, menciona. Justo recuerda con emotividad cuando vistió a un niño pequeño, pues partir de una acostumbrada escala a una miniatura, lo convirtió en un ejercicio casi artesanal. Cuando el niño se lo probó, estaba impactado, pues jamás se había vestido con algo hecho especialmente para él.
En Scalpers, Martín representa una de las caras desconocidas de la marca, pero también una de las más interesantes. “En la sastrería, la clientela comienza entre los 33 y los 35 años, en adelante. Hay gente que viene desde lejos para probarse un traje, elegir más prendas, así que incluso comemos juntos. Es una relación muy cercana”, comenta.
Al cuestionarle sobre los errores más comunes de un hombre en la sastrería, afirma: “En la sastrería se debe vivir con un fondo de armario, es decir, tres trajes básicos perfectos en los colores básicos, que pueden ser el gris marengo, el gris medio, el azul marino o el azul petróleo, y, a partir de ahí, empezar a experimentar si se desea”. En este mundo, los materiales cumplen una función esencial y el sastre prefiere, en esta temporada, la lana cachemira de dos cabos por dos cabos, “su textura es espectacular, pues mantiene la firmeza del saco y tiene una caída excepcional”, asegura.
Por otro lado, los accesorios de un traje son esenciales para destacar la personalidad de cada cliente, considerando esto, “nunca puede faltar un pañuelo blanco —afirma Borja—, pues es fundamental en un traje, colocado como se prefiera, ya sea recto o en cinco puntas”. Otro consejo infalible del sastre es que nunca va a fallar una corbata azul marino cuando no sepas qué color llevar; también, unas mancuernillas sobrias no pueden faltar y los tirantes, que mejoran el ajuste del pantalón, siempre es mejor.