PENSADOR MAGICO´

Desde su estudio, hablar de arte con Aldo Chaparro es sumergirnos en un microcosmos histórico, pasional y de emociones poderosas.

Inspirarse por la vida misma es el lema de Aldo Chaparro (Perú, 1964), artista contemporáneo que, entre sus múltiples intereses plásticos y sus obras icónicas de acero, también deja ver su alma más lúdica durante la visita que hicimos a su estudio.

En un edificio en la colonia Condesa se sitúa el universo de cuatro pisos que este creativo ha forjado desde la década de 1990; una galería, oficinas, archivo y un mini penthouse conforman las distintas estaciones para conocer a fondo el trabajo de Chaparro. En cuanto me recibe me muestra los bocetos que hizo para la banda regiomontana Plastilina Mosh. ¿Qué era? Nada más que la portada del disco Aqua Mosh o, mejor dicho, una de las más representativas de la escena musical nacional de la época (para los melómanos, una joya, quizá). “Llegué a México y trabajé con diferentes artistas que recién comenzaban, haciendo videos musicales o artes para sus discos. Siempre he tenido esa inquietud por explorar nuevos caminos de expresión”, menciona Aldo, quien siempre quiso ser escultor, pero no de una forma tradicional.

Ahora, su trabajo de escultura es un estudio de pruebas y errores que cobra vida en formas tridimensionales y, al usar materiales como el acrílico, permite crear ilusiones de color que, normalmente, no se permiten en la disciplina.

Más que artista, Aldo se considera un editor, pues recuerda con pasión Celeste, revista mexicana que curaba lo más increíble del momento. “Las revistas siempre me han fascinado porque son pequeños mundos creados especialmente para expresar o mostrar un momento o fenómeno que, quizá, nunca más volverá”, concluye el artista.