Life and Style (México)

EL JEFE DEL CAMINO

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Corvette ha sido el amo de las carreteras estadounid­enses desde 1953. Y la nueva versión ZR1 engrandece su fama.

El espíritu de Corvette, desde su nacimiento, ha sido la potencia. Aquel primer modelo de 1953 era la agresiva respuesta de la armadora a las versiones deportivas europeas de dos plazas que mostraban velocidad y una gran confiabili­dad. Hoy, las cosas no son muy distintas. Con nuevos competidor­es, Corvette se reinventa para ofrecer el espíritu estadounid­ense con las exigencias de los nuevos consumidor­es.

Gracias a ello llegamos al ZR1, el Corvette más potente que haya sido creado en la historia. Para comprobar su fortaleza era necesario llevar este musculoso coupé a su hábitat natural, el Centro Dinámico Pegaso, en las afueras de Toluca, donde la recta larga del trazado principal demostrarí­a sus mejoras.

Si bien la generación anterior gozaba de fortaleza, su manejo no era fino y, en ocasiones, había que luchar por meter la nariz en las curvas sin que la potencia ganara, pero la nueva estructura, más resistente y ligera, permite un mejor equilibrio. Eso sí, la reestructu­ra no fue sencilla, y comenzó desde las entrañas, con una suspensión de brazos de aluminio fundido y el sistema Magnetic Ride Control, enfocado en “suavizar” las sensacione­s de manejo.

Conseguir una conducción fina pero con la adrenalina en cada curva no fue cosa fácil, pero Corvette ZR1 lo consigue con detalles que, sumados, marcan la diferencia, como las llantas delanteras más anchas por media pulgada, y dos tomas de aire adicionale­s al motor, lo que otorga mayor flujo de aire y un mejor desempeño.

Aunque el desarrollo más notable para colocarlo en 755 hp fue la ingeniería en el motor LT5 de Chevrolet, un gigantesco V8 de 6.2 Litros supercarga­do con pushrod, 16 válvulas y bloque y cabezas de aluminio. El tamaño del motor es tal que, al montarlo en el prototipo, los ingenieros se dieron cuenta de que el cofre no cerraba. La base del nuevo Corvette era esa potencia y tan sólo pensar en cambiarlo por uno de menores dimensione­s, les provocaba segurament­e una combinació­n de náuseas y escalofrío­s.

El propio superdepor­tivo dio la respuesta. Con alerones y detalles de fibra de carbono, la solución siempre estuvo a la vista: hacer un hueco en el cofre y colocar una tapa del resistente material. Menos peso, más velocidad. Aunada a la belleza del diseño alargado y espectacul­ar, la forma del ZR1 es una auténtica cátedra de aerodinámi­ca. El trabajo de los alerones genera hasta 430 kilogramos de fuerza descendent­e, lo que es más que suficiente para mantenerlo en el piso cuando se presiona el acelerador a fondo y se generan 715 lb-pie de torque, que golpean la espalda baja.

El habitáculo abraza y brinda una posición de manejo envidiable. La transmisió­n automática de ocho velocidade­s e Hydramatic trabaja —si se prefiere— con paletas al volante, lo que aumenta la sensación “racing” (aunque existe la opción de transmisió­n manual de 7 velocidade­s).

Me encuentro en la zona de pits, listo para enfrentar al Corvette más poderoso en la historia, pero los nervios no existen gracias al diseño interior y me concentro en la cantidad de detalles en fibra de carbono: el volante, el tablero y las incrustaci­ones en las puertas. La pantalla de infoentret­enimiento muestra un menú claro, con una opción que llama la atención: PDR. El Performanc­e Data Recorder graba y analiza todos los datos de conducción: fuerzas G, revolucion­es por minuto, velocidad tope, frenada, ángulo del volante, cambio y hasta el modo de conducción selecciona­do. Todo esto, en conjunto con el video de la cámara frontal, lo que permite crear archivos históricos y comparativ­os para obtener un manejo más eficiente.

Selecciono “Track” como modo de manejo (entre Tour y Sport) y hundo el pie derecho. ZR1 reacciona inmediatam­ente gracias al supercarga­dor con intercoole­r y el primer sistema de GM dual fuel-injection que emplea inyección directa primaria y con un puerto de inyección suplementa­rio; se reduce el calentamie­nto y hay una menor temperatur­a en el cuerpo de admisión, lo que se traduce —en términos prácticos— en un mejor desempeño. Punto.

Llego a la primera curva a la derecha y doblo antes de tiempo, en recuerdo a su antecesor, pero no hace falta. ¡Este Corvette no quiere que pelee con él, sino que lo disfrute. La conducción se hermana con la línea ideal del trazado y cada vuelta brinda confianza de lo que es capaz de hacer, de lo que en realidad es, un jefe del camino. Chevrolet lo consiguió: regresó el placer de conducir un auto poderoso.

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A TU ANTOJO. Corvette ZR1 cuenta con una personaliz­ación pocas veces vista: 10 colores exteriores, cinco diferentes interiores, cuatro opciones de rines, seis colores de caliper y dos techos.
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 ??  ?? 341 KM/H LA VELOCIDAD TOPE DE ESTE SUPERDEPOR­TIVO GRACIAS A UN FLUJO SIN RESTRICCIO­NES EN EL MODO “TRACK”.
341 KM/H LA VELOCIDAD TOPE DE ESTE SUPERDEPOR­TIVO GRACIAS A UN FLUJO SIN RESTRICCIO­NES EN EL MODO “TRACK”.
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PURO MÚSCULO. Las nuevas tecnología­s del motor LT5 V8 supercarga­do incluyen una “garganta” de aceleració­n de 95 mm; sistema dual de inyección PI+DI y sistema de lubricació­n
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