Life and Style (México)

PUNTERIA´ PERFECTA

Tras seis décadas frente a las cámaras, Robert Redford cierra con The Old Man & the Gun un ciclo importante de su carrera.

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Robert Redford fue un tipo joven que, como actor, empuñó muchas pistolas. Quedan para la posteridad escenas en las que jaló el gatillo en Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969) y The Sting (1973). El hecho de que haya elegido The Old Man & the Gun —un título ad hoc a su trayectori­a— como la última película en la que actúa, tiene un sentido de justicia histórica y hasta un halo poético ahora que decidió seguir su carrera sólo como productor y director.

Es un paso lógico a sus 82 años, pero que quiera estar únicamente detrás de cámara también es un acto de congruenci­a con su pasado, pues Redford ha sido un protagonis­ta del cine a nivel industria. Demostró que su puntería artística estaba más que afinada cuando fundó, en 1978, el Festival de Sundance. Éste redefinió la industria porque sirvió de catapulta para nuevos directores y señaló que otro modelo de negocio era posible. Cansado de las películas convencion­ales de los estudios, que vendían fantasía y escapismo, Redford evidenció que había cineastas (como Jim Jarmusch, Steven Soderbergh, Quentin Tarantino, Paul Thomas Anderson y Darren Aronofsky, entre otros) que hacían filmes llenos de realismo y con un compromiso cinematogr­áfico y social.

Al inaugurar este festival, Redford —quien mucho sabe de simbolismo­s— liberó un águila que había estado herida y, según narra Peter Biskind en su libro Sexo, mentiras y Hollywood, “ni el más cínico de los ahí presentes contuvo una lágrima”. Con esta escena, la visión de Redford comenzó a tomar vuelo y aún persiste.

La frase “nunca digas jamás”, ¿aplica a su decisión de dejar la actuación?

Totalmente. Creo en el “nunca digas jamás”. Pero, por otro lado, he estado haciendo esto desde que tenía 21 años, y es mucho tiempo. No es el momento de detenerse porque yo no creo en eso, sólo debes hacerlo cuando hayas llegado al final del camino, y creo que éste sigue y es muy largo. Simplement­e, voy a cambiar de ritmo y me dedicaré a otras cosas, como producir y dirigir.

¿Entonces hay esperanza de que vuelva a actuar?

Es que uno tiene que ser muy cuidadoso al decir que es la última vez, porque hay ocasiones en que no te queda otro remedio que cambiar de idea. Me parece que The Old Man & the Gun es la cinta perfecta para despedirme como actor.

¿Cuándo decidió decirle “adiós” a la actuación?

Posiblemen­te cuando acepté aparecer en esta película. El último filme que había hecho [ Our Souls at Night] es uno del que me siento muy orgulloso, pero era muy serio, muy pesado, una historia dramática de amor con Jane Fonda. Es una película maravillos­a, pero muy triste. Y yo quería que la última cinta en la que trabajara fuera más inspirador­a.

¿Siempre soñó con ser actor?

No. Empecé a actuar muy joven, pero desde los 17 años sabía que quería ser un artista, y con eso me alcanzaba. Me daba mucho placer dibujar y pintar. Cuando pasé del arte a la actuación me llevó un tiempo adaptarme, porque mi pasión por la pintura seguía siendo muy grande y me costó resignarme a que eso iba a ser lo segundo en mi lista de prioridade­s. Pasó de ser una ambición a un pasatiempo. Lo cierto es que mi carrera como actor llegó mucho más lejos de lo que jamás podía haber imaginado.

¿Por qué películas le gustaría ser recordado?

Es difícil, porque disfruté de casi todas. Obviamente, me encantó Butch Cassidy..., me la pasé muy bien haciendo ese personaje y ése fue el filme en el que Paul Newman y yo nos hicimos grandes amigos, y seguimos trabajando juntos para luego hacer The Sting. Si te fijas bien, en Butch Cassidy... y en The Sting nuestros papeles se invierten de un filme a otro. En el primero, yo era el hombre serio y oscuro, callado y letal, mientras que él hacía del hombre despreocup­ado y optimista; en la siguiente, ese lugar me tocó a mí, y Paul era el más reservado. Me sorprende que nunca nadie se haya dado cuenta de eso. Pero a mí siempre me llamó la atención que pudiésemos intercambi­ar los roles.

¿Pero si tuviera que elegir entre ambas?

Si soy objetivo, tendría que decir que The Sting es mucho mejor que Butch Cassidy..., porque fue una de las mejores películas que se han hecho. El mérito es de [el director] George Roy Hill. Él fue quien la diseñó, escogió la música, lo hizo todo. Yo hacía mucho tiempo que no la veía, pero, hace poco, mi hija me propuso que la viésemos y acepté. De verdad me sorprendí porque es una buena película.

¿Le quedan cosas pendientes por hacer?

No pienso en esos términos. Uno debe vivir el momento y no pensar en lo que vendrá después. Sobre todo, cuando hay un punto en el que uno ya no va a existir. No pienso en eso. Simplement­e, vivo en el presente.

 ??  ?? GOLPAZO. Robert Redford asegura queTheStin­g (1973) es una de las mejores películas de la historia. Esa cinta le valió una nominación al Óscar, pero sólo lo ganó como director por OrdinaryPe­ople. En 2002, recibió la estatuilla honoraria por su trayectori­a.
GOLPAZO. Robert Redford asegura queTheStin­g (1973) es una de las mejores películas de la historia. Esa cinta le valió una nominación al Óscar, pero sólo lo ganó como director por OrdinaryPe­ople. En 2002, recibió la estatuilla honoraria por su trayectori­a.

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