ÁRBOL FAMILIAR
La familia Cassegrain ha hecho historia con los accesorios de cuero desde hace 70 años. Hoy recordamos los valores de Longchamp.
“CUANDO NO ÍBAMOS A LA ESCUELA, HACÍAMOS FUNDAS PARA PASAPORTES Y PARA CIGARRILLOS”.
Philippe tenía 11 años cuando su padre, Jean Cassegrain, fundó Longchamp, en 1948. Tan pequeño aún, no sabía la gran responsabilidad que iba a tener. Esta firma francesa comenzó a producir las primeras pipas de lujo forradas de cuero de cocodrilo y lagarto, que, para los soldados estadounidenses en París, serían su accesorio favorito, ya que era una época de gloria para los aficionados al tabaco, pues fumar en público era una moda. Poco después comenzaron a dedicarse a la marroquinería por completo: carteras, fundas para pasaportes y, más adelante, sus primeros bolsos y portafolios. En ese momento se abrieron un camino seguro al mundo del lujo, dotando de ingenio sus creaciones por su especialización en el trabajo del cuero.
En 1972, Philippe creó el primer bolso llamado Le Pliage, un maletín unisex que se convirtió en el emblema de la marca. Setenta años después, Longchamp festeja su vigencia y su distinción en la industria, y lo celebra cada temporada, al renovar los bolsos masculinos y maletas, respetando el diseño original, que los hace atemporales. La intención de esta familia siempre ha sido conservar y transmitir la cultura y los valores de una historia que trascendería por generaciones: a los próximos herederos, sus hijos y sus clientes. Hoy en día, la casa es dirigida por la segunda y tercera generación de descendientes de Jean Cassegrain: Philippe es el presidente, Jean es el CEO, Sophie Delafontaine es la directora artística y Olivier Cassegrain es responsable del mercado americano.
HE’S THE BOSS. Jean Cassegrain, fundador de Longchamp, creó los mejores accesorios de cuero y entró al mundo del lujo por la impecable mano de obra. Todas las piezas continúan haciéndose en el corazón de París.