CORRADO CALZA
La gastronomía y la moda tienen muchos puntos de conexión. Ambas experiencias sensoriales son sazonadas por uno de los chefs más importantes de la industria, quien nos abrió las puertas de su casa en Milán para constatarlo.
El nombre de Corrado Calza es uno de esos que sólo arroja referencias mediáticas cuando se busca en Google. Pero si preguntas por él en cualquier fiesta milanesa, todos saben quién es. Ha dado de comer a los personajes más importantes de la industria de la moda italiana, casi siempre en ambientes privados, donde muy pocos saben lo que pasa.
Con una pasión natural por el proceso de convertir ingredientes en platillos deliciosos, Corrado creció en una familia italiana típica en la que la comida, y el ritual de prepararla, tienen un valor especial. Fue así que abandonó sus estudios de Geología para dedicarse a su vocación verdadera. Luego de unas prácticas profesionales en la histórica L’Antica Arte del Dolce, de Ernst Knam, montó una pequeña cocina en su departamento del centro de Milán, hasta que las casualidades lo llevaron a elaborar una cena en la cocina de Gior- gio Armani, quien, fascinado por el talento del joven chef creativo, le abrió las puertas de su empresa y, sobre todo, reafirmó la confianza en él, empujándolo a hacer de su pasión, una profesión. El resto es historia y entre su portafolio de clientes se encuentran YSL, Céline y Marni.
Al encontrarnos en su departamento para retratarlo, salta a la vista una cantidad de objetos difíciles de ignorar: juguetes de la década de 1950, una colección de platos de cerámica —que, seguramente, fueron hechos por algún artista—, y una sinfonía de color en los muebles y las paredes, que bien podrían pertenecer a la casa de un interiorista y no de un chef. Estos detalles, sin duda, son parte de su lenguaje visual al momento de crear.
Corrado es el único chef que forma parte del proceso creativo de los diseñadores, desde el momento en que empiezan a idear su nueva colección. Esto subraya la importancia que le otorgan a la comida servida durante las presentaciones y los desfiles, como uno de los elementos para transmitir, de manera integral, su inventiva y su punto de vista, temporada tras temporada.
El talento de Calza y su visión particular despertaron la curiosidad de la reina máxima del estilo milanés, Miuccia Prada. Desde hace varios años, Corrado forma parte del equipo de consultores que trabajan con ella para desarrollar el concepto de las nuevas colecciones, lo cual es un ejemplo de cómo el estilo puede colarse —literalmente, hasta la cocina— en los asuntos más cotidianos, como es la comida.
¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo con esta marca? Sin duda, el desafío de materializar a través de sabores y texturas lo que empieza como una idea abstracta. Fue justo uno de sus trabajos para Prada el que le hizo merecedor de un Wallpaper Design Award. Se trataba de una serie de sándwiches de varios pisos con los colores de la colección primavera-verano 2011.
No es común ver a un chef introducirse de manera tan profunda en el proceso de desarrollar caminos que lleven hacia la vanguardia. El valor que los creativos italianos dan a la ricerca o investigación es, sin duda, lo que los hace únicos en el mundo.